El papa Francisco regresó esta mañana a Roma procedente de Río de Janeiro, donde asistió a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que durante una semana congregó a más de dos millones de jóvenes.  El Airbus A330 de Alitalia aterrizó en el aeropuerto de Ciampino a las 11.25 hora local (6.25 de Argentina), luego de recorrer los 9.201 kilómetros que separan la ciudad carioca de la capital italiana.

"He regresado a casa, y les aseguro que mi alegría es más grande que mi cansancio", publicó el sumo pontífice en su cuenta oficial de Twitter en español (@Pontifex_es) apenas arribado a Roma. Desde el aeropuerto, Francisco se trasladó en helicóptero hasta el Vaticano, poniendo fin de esta forma a su primer viaje internacional.

Por Continental, Elisabetta Piqué, corresponsal del diario La Nación en Italia y que viajó en el avión con el papa, reveló que el sumo pontífice declaró, en diálogo con ella para el matutino porteño: “¿Quién soy yo para criticar a un gay?”. Además, confesó que “no podía creerlo” cuando contempló desde el altar a tres millones de jóvenes de 178 países que participaron de la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Asimismo, el sumo pontífice católico reconoció que los Vatileaks son “un problema grave”, pero “no” lo asustó.

Sobre la polémica por el “lobby gay en el Vaticano” alrededor del obispo Ricca, el ex cardenal Bergoglio afirmó que hizo “lo que el derecho canónico manda hacer, que es la investigación previa. Y esta investigación no dice nada de lo que se ha publicado. No hemos encontrado nada. Pero yo querría agregar una cosa: muchas veces en la Iglesia se van a buscar los pecados de juventud y se publican. Y hablo de pecados, no delitos como los abusos de menores. Pero si una persona -laica, cura, o monja- comete un pecado y luego se arrepiente, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida. Lo importante es hacer una teología del pecado. Muchas veces pienso en San Pedro: hizo de los peores pecados, renegar de Cristo. ¡Y con ese pecado lo hicieron Papa!”, graficó.

“Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby”, matizó Francisco.