Francia anunció hoy que reforzará su intervención en Mali con otros 2.500 soldados y que su aviación siguió bombardeando el oeste y norte del país africano por quinto día consecutivo.

"Francia continua con su ofensiva y los bombardeos han alcanzado sus objetivos", explicó el presidente, el socialista Francois Hollande, y añadió: "Los territorios no fueron conquistados, pero los islamistas se han retirado a los alrededores de Diabali para protegerse".

Diabali, una pequeña localidad del centro de Mali a unos 400 kilómetros de la capital, Bamako, fue tomada ayer por los insurgentes. Se trató de un "retiro táctico", según el vocero del grupo islamista Ansar Dine (Defensores del Islam).

El mandatario socialista también confirmó que sus aviones -una docena de aparatos Mirage y Rafale- volvieron a bombardear esta madrugada los campamentos y centros de entrenamiento de las fuerzas islámicas que aspiran derrocar a los golpistas que tomaron el poder en marzo del 2012.

La ofensiva francesa, que cuenta con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional, incluido el Consejo de Seguridad de la ONU, cuenta con 750 militares en el terreno, a los cuales se sumarán "progresivamente" los 2.500 soldados anunciados como refuerzos.

El vocero del ministerio de Defensa precisó a la prensa que, además de los soldados, se enviaron a Bamako 40 vehículos blindados provenientes de las vecinas bases francesas en Costa de Marfil.

La intervención francesa causó 11 muertos entre los militares malienses -los únicos que han participado en combates terrestres- y un piloto francés de helicóptero, mientras que del lado rebelde se estima que hay "centenas de víctimas y heridos", según Radio Francia Internacional (RFI).

Pese a reconocer las dificultades para realizar sus estimaciones, el Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (HCR) afirma que el numero de refugiados ronda en 150.000 personas que emigraron a los países vecinos (Mauritania, Níger, Burkina Faso y Argelia).

Otras 230.000 personas se desplazaron a las provincias del sur de Mali, que se encuentran bajo control gubernamental, precisó desde Ginebra la oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas.

El ministro del Interior francés, Manuel Valls reconoció que "el riesgo de atentados creció considerablemente" por la intervención en la antigua colonia africana. De hecho, los insurgentes volvieron a amenazar hoy a Francia con tomar represalias.

Francia combate a tres grupos de islamistas: Al Qaeda en el Magreb Islámico (Aqmi), el Movimiento por la Unidad y la Yihad en Africa del Oeste (Mujao) y Ansar Dine (Defensores del Islam), los que suplantaron a los rebeldes independentistas Tuareg en el control de las norteñas ciudades de Kidali, Tombuctu y Gao, respectivamente.

Estos grupos que sustituyeron a los tuareg "son un riesgo para la seguridad europea", según argumentó Hollande al anunciar el viernes la intervención.