El presidente boliviano Evo Morales urgió anoche en La Paz una reunión de emergencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y pidió a la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac) asumir la defensa de Venezuela, tras la denuncia de EEUU de considerarlo una "amenaza para la seguridad" estadounidense.

"He pedido a mi canciller (David Choquehuanca) consultar a la Celac y la Unasur para declararnos en estado de emergencia frente a la agresión de (Barack) Obama", afirmó el mandatario boliviano en declaraciones a la agencia noticiosa estatal ABI luego de que la Casa Blanca declarara a Venezuela "amenaza para la seguridad de Estados Unidos".

Fundador de ambos organismos regionales, Morales también dijo haber pedido a la región asumir, en unidad monolítica, la defensa de Venezuela. También por vía de Choquehuanca,"he pedido organizar una reunión de emergencia de Celac y Unasur para defender entre todos América Latina y el Caribe, porque Venezuela es parte nuestra".

"Condenamos, repudiamos, no aceptamos en el siglo XXI esta clase de intervención por EEUU", enfatizó al tiempo de denunciar que se trata de "una agresión" a la democracia de Venezuela y también a América Latina y el Caribe y a "la paz social" de la región. Obama declaró ayer a Venezuela como "inusual y extraordinaria amenaza" para la seguridad de su país y anunció severas sanciones para siete altos funcionarios venezolanos, pero esas medidas no tendrán "efecto directo" sobre el comercio de petróleo y derivados entre ambos países, aclaró una alta fuente de Washington.

Por Continental, el politólogo Atilio Borón expresó su "enorme preocupación" por la declaración de Obama, ya que "casi todas las declaraciones de este tipo por parte de Estados Unidos han terminado en guerras o invasiones, como la que terminó en la guerra de Vietnam en 1964, la famosa invasión a Panamá en 1989, o la invasión de Granada en 1983", enumeró en La Mañana. "Pero puede también ser el prólogo a operaciones militares de otro tipo, en donde Estados Unidos actúa de consuno con sus lacayos europeos, nucleados en la OTAN, y las teocracias petroleras de la región. Ejemplos: la Primera Guerra del Golfo, en 1991; o la Guerra de Irak, 2003-2011; o el caso de Libia, en 2011, montado sobre la farsa escenificada en Benghazi, donde supuestos “combatientes de la libertad” –que luego se probó eran mercenarios reclutados por Washington, Londres y París– fueron contratados para derrocar a Khaddafi y transferir el control de las riquezas petroleras de ese país a sus amos. Casos más recientes son los de Siria y, sobre todo, Ucrania", se explayó Borón.