Escocia decidió rechazar la independencia y permanecer en el Reino Unido en un referéndum histórico y multitudinario celebrado ayer, en el que la opción del "No" se impuso por diez puntos de diferencia al "Sí", tras un intenso y apasionado debate que dividió a los escoceses y forzó al gobierno británico a prometer más autogobierno e incluso extender la oferta a las otras naciones que conforman la unión, consignó por Continental Rafael Panadero, jefe Internacional de Cadena SER en Escocia.

Los unionistas consiguieron algo más de 2 millones de votos, un 55%, frente a los 1,6 millones de los separatistas, un 45%, según los datos oficiales conocidos hoy, escrutada la totalidad de los votos. La participación fue del 86%, una cifra jamás antes registrada en Escocia, añadió Panadero en La Mirada Despierta.
 
"El debate ha quedado resuelto para una generación, quizá también para toda la vida", aseguró el primer ministro británico, David Cameron, visiblemente aliviado por el resultado, después de que la posibilidad de la separación de Escocia haya puesto en jaque su futuro. "No puede haber disputas ni repeticiones, hemos escuchado la voluntad decidida del pueblo escocés", remarcó, en una declaración ante la puerta de la residencia oficial de Downing Street, en Londres. 

Antes de que acabara el recuento de los votos, el ministro principal de Escocia y líder independentista, Alex Salmond, artífice del plebiscito, había reconocido la derrota. "Gracias Escocia por los 1,6 millones de votos a favor de la independencia. La gente todavía está hablando, pero sabemos que va a haber una mayoría para la campaña del 'No'", dijo Salmond al comparecer ante simpatizantes de su Partido Nacionalista Escocés (SPN, según sus siglas en inglés) en un centro de conferencias de Edimburgo. 

"Nuestro referéndum fue democrático y Escocia decidió que no quiere ser un país un independiente. Llamo a todos los escoceses a aceptar el veredicto democrático", subrayó, tras una noche en la que muchos partidarios del "Sí", sobre todo en Glasgow, pasaron la noche sin dormir esperando el resultado. Así como aceptó la derrota, Salmond también recordó a los partidos británicos- conservadores, laboristas y liberal-demócratas- las promesas que hicieron durante la campaña ofreciendo más autogobierno a Escocia si votaba "No". 

"Espero que cumplan y lo hagan eficientemente", destacó Salmond, quien instó a Londres a mantener el calendario para que, en marzo del próximo año, antes del final de la Legislatura, Escocia tenga el "autogobierno sin precedentes" que han propuesto los británicos. El dirigente independentista destacó, asimismo, que los escoceses se volcaron a las urnas dando un "enorme crédito al proceso de Escocia", ya que el 86% de participación que tuvo el referéndum es una de la tasas "más altas en la historia de una elección o un referéndum en el mundo". 

En respuesta a Salmond y a los votantes de Escocia, Cameron afirmó que "cumplirá". "Hemos devuelto competencias bajo este gobierno y lo volveremos a hacer", remarcó. "Los tres partidos unionistas tenemos un compromiso claro de otorgar más poderes de autogobierno al Parlamento escocés y nos aseguraremos de honrar ese compromiso en su totalidad", añadió. Pero, además, Cameron señaló que el referéndum de Escocía es una oportunidad para que el Reino Unido en su conjunto se mueva hacia adelante y cambie la forma de gobernar.

En ese sentido, se comprometió a trabajar en una reforma de fondo y una descentralización sin precedentes del gobierno británico.  "Una parte vital será alcanzar un acuerdo equilibrado, justo para los escoceses y también importante para todos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte", dijo. El primer ministro británico abrió así la posibilidad de otorgar competencias no sólo para Escocia sino también para el resto de naciones que conforman el Reino Unido, una decisión que no se habría planteado sin el resultado del referéndum escocés. 

La opción del "No" se impuso en Edimburgo, la capital de Escocia, mientras Glasgow, la circunscripción más numerosa y bastión del voto laborista, el "Sí" ganó con el 53,5%. En los barrios pobres de Escocia, la opción de la independencia también fue mayoritaria.  Si bien la posibilidad de la independencia parecía una quimera cuando Salmond firmó el acuerdo con Cameron para celebrar el referéndum en 2012, los partidarios del "Sí" fueron ganando adeptos a medida que se acercaba el referéndum hasta prácticamente equilibrar la balanza.