Vladimir Putin solicitó al Consejo de la Federación, que es la cámara alta del parlamento ruso, que apruebe "el recurso al ejército en Ucrania hasta la normalización de la situación política en ese país". "Debido a la situación extraordinaria en Ucrania y de la amenaza que pesa sobre la vida de los ciudadanos rusos, de nuestros compatriotas, de las fuerzas armadas rusas desplegadas en Ucrania", sostuvo el mandatario a través de un comunicado del servicio de prensa del Kremlin.

El anuncio llega días después de que, producto de la crisis política que lleva tres meses, fuera destituido el presidente Viktor Yanukovich, un histórico aliado de Rusia. La conformación de un nuevo Gobierno que propone acercarse a la Unión Europea y a Occidente puso en alerta a los ciudadanos de Crimea, que si bien pertenece a Ucrania, son en su mayoría de origen ruso.

De hecho, la presidenta de la cámara alta rusa, Valentina Matvienko, dijo que Rusia podría desplegar tropas adicionales para ayudar a proteger a la población local de las nuevas autoridades ucranianas. La península es una región estratégica para Rusia, ya que acoge una importante base naval.

En Kiev, el gobierno interino ya había acusado a Rusia de lanzar una "invasión y ocupación militar", después de que tropas descritas como rusas tomaran posiciones fuera del parlamento regional, aeropuertos y otras instalaciones clave. Pero la postura del primer ministro de Crimea, Sergei Aksenov, es absolutamente solidaria con Rusia. Horas antes del anuncio de Putin, había solicitado su asistencia para mantener la paz en la zona.

Desde principios del Siglo XX la península de Crimea es objeto de disputa entre Rusia y Ucrania. Empezó a formar parte de lo que entonces era el Imperio Ruso en 1783, luego de que las tropas del zar derrotaran a los tártaros, pertenecientes al Imperio Otomano, los anteriores ocupantes.

Tras la revolución rusa de 1917, Ucrania se convirtió en una de las Repúblicas Socialistas que conformaron la Unión Soviética (URSS). Crimea pasó a ser una República Autónoma dentro de la unión de países. Pero en 1954, Stalin decidió expulsar a los tártaros de Crimea por haber colaborado con el nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, dejó de tener el estatus de república y pasó a formar parte de Ucrania. Con la disolución de la URSS en 1991, y la declaración de la independencia de Ucrania, la península volvió a convertirse en un botín de guerra entre el nuevo estado y Rusia.

En 1992 el Soviet Supremo ruso anuló el tratado por el cual Crimea se incorporaba a Ucrania, y la volvió a declarar República Autónoma. De todos modos, Ucrania logró mantenerla dentro de su territorio, aunque como una región con considerable autonomía. Desde entonces empezaron a sucederse los intentos secesionistas, pero todos fueron derrotados por el Gobierno central. Si el conflicto por Crimea entre Rusia y Ucrania no había estallado hasta este momento fue porque desde 1991, la mayor parte de los presidentes ucranianos tuvieron una postura pro rusa. Y los que no, como Víktor Yúshchenko, líder de la Revolución Naranja y mandatario entre 2005 y 2010, no habían llegado demasiado lejos en la intención de cortar el cordón umbilical con Moscú.