El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, relanzó este viernes su guerra contra las redes sociales, criticando el fallo de la Corte Constitucional que el jueves consideró ilegal el polémico bloqueo de la red Twitter y obligó al gobierno a levantar esa medida.
  
Mientras hacía estas declaraciones, una corte de menor rango dictaminó contra el bloqueo de otra red social, la plataforma de video YouTube.
 
Menos de 24 horas después de la restauración del acceso a la popular red de microblogging en Turquía, Erdogan criticó públicamente la decisión de la Corte, que considera contraria a los "valores nacionales".
  
"Debemos aplicar, por supuesto, el fallo de la Corte Constitucional pero no lo respeto. No respeto ese veredicto", declaró Erdogan ante la prensa antes de tomar el avión rumbo a Azerbaiyán.
 
La más alta instancia judicial turca consideró ilegal la prohibición de Twitter ordenada hace dos semanas por el gobierno islamista conservador turco, al estimar que violaba el derecho a la libertad de expresión y ordenó su suspensión inmediata.
  
En este mismo sentido, un tribunal de Ankara ordenó el viernes que se levante el bloqueo de YouTube, decretado la semana pasada por el gobierno turco tras la difusión del contenido de una reunión confidencial.
  
Pese a este fallo, sujeto a apelación, la plataforma de intercambio de videos permanecía inaccesible el viernes al medio día en Turquía.
  
Blanco de graves acusaciones de corrupción, el primer ministro turco declaró la guerra a las redes sociales ordenando el bloqueo sucesivo de Twitter el 20 de marzo y de YouTube el 27 de marzo para impedir la difusión de escuchas telefónicas comprometedoras.
 
La más comprometedora, y que justificó el bloqueo de YouTube, fue la grabación pirata de una reunión confidencial en la que cuatro altos funcionarios turcos, entre ellos el ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu y el jefe de los servicios secretos (MIT) Hakan Fidan hablaban de la posibilidad de una intervención militar en Siria.
  
Estas decisiones provocaron una avalancha de críticas, tanto en Turquía como en el extranjero, denunciando la deriva autoritaria del gobierno islamista conservador en el poder desde 2002.