Según analistas, los orígenes del apartheid –aparte- están en los inicios mismos de la presencia europea en el sur de África. Durante gran parte del siglo XX, la élite de poder en Sudáfrica provenía de dos grupos monolíticos: el Partido Nacional y la Iglesia Reformista Holandesa, que veia a los Boer como el pueblo elegido.

No fue sino hasta la victoria del Partido Nacional en 1948 que la segregación racial se codificó en una serie de normas, entre ellas la Ley de Clasificación Racial, que obligaba a clasificar a toda persona que no fuera de origen europeo, la Ley de Matrimonios mixtos, que prohibía uniones entre personas de razas diferentes y la Ley de Áreas, que forzaba a las personas de determinada raza a vivir en zonas designadas.