Estados Unidos y Cuba marcaron discretamente esta medianoche el comienzo de una nueva era en sus relaciones post-Guerra Fría, al reabrir sus embajadas y restaurar, en consecuencia, sus plenas relaciones después de 54 años de hostilidad.

Justo después de la medianoche, ambos países alcanzaron un nuevo hito en el deshielo histórico que comenzó con unos anuncios realizados por el presidente estadounidense, Barack Obama, y su par cubano, Raúl Castro, el 17 de diciembre último.

Tímidamente, sin ceremonias, en el primer minuto de hoy, las misiones diplomáticas de ambos países dejaron de ser secciones de intereses para convertirse en embajadas.

Poco después, alrededor de las 4 de la mañana, antes de que amaneciera en el verano estadounidense, la bandera cubana -una estrella blanca sobre fondo rojo junto a franjas azules y blancas- se izó en la entrada del Departamento de Estado, junto a las de los demás países con los que Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas.