Los líderes de los partidos mayoritarios británicos concluyen este miércoles la campaña electoral en el marco de una gira de dos días por el Reino Unido, en un último intento por captar a los votantes indecisos antes de las elecciones de mañana, unas de las más peleadas de los últimos tiempos. Con las agrupaciones igualmente preparadas para muy probables negociaciones postelectorales para formar gobierno, el primer ministro británico, David Cameron, cuyo Partido Conservador está cabeza a cabeza con el opositor Partido Laborista, comenzó una gira de 36 horas ayer, durante la cual hace campaña hasta por la noche.

Cameron recorrió las viejas zonas mineras e industriales del sur de Gales, donde declaró a la BBC que el paí­s estaba “más fuerte que hace cinco años” pero “quedaban cosas por hacer”, para las cuales “conviene mantener el equipo que (las) está cambiando”. Antes del fin de la campaña, el candidato tory se dirigirá a las áreas industriales de Escocia y del centro de Inglaterra.

El opositor laborista, Ed Miliband, señaló en el distrito de Pendle (Inglaterra central) que es la primera vez “en una generación” que el pueblo británico puede optar entre un “gobierno tory de las minorías privilegiadas y un gobierno laborista que ponga en primer lugar a los trabajadores”.

En cambio, ayer, en una aparición en Londres, Cameron había dicho que los británicos deben optar entre dar un claro triunfo a su partido o enfrentar años de “acuerdos oscuros” y “sobornos”, en referencia a los intentos del laborismo de formar un gobierno apoyado por el Partido Nacional Escocés (SNP). Durante el referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido que el SNP convocó el año pasado, recogió gran parte de los votos laboristas en los tradicionales bastiones laboristas cerca de Glasgow.

Los sondeos indican que hasta al propio Cameron le costará ganar suficientes bancas en la Cámara de los Comunes como para que su partido gobierne solo, y que no tendrá otra alternativa que negociar con partidos menores para permanecer en el poder. Tanto Cameron como el líder laborista Ed Miliband -quien ha hecho de la defensa del presupuesto del sistema de salud público británico (NHS) su principal caballito de batalla en los últimos días de campaña- afirman que quieren una mayoría parlamentaria sin recurrir a alianzas con otras fuerzas.