El tribunal penal de Trípoli condenó a muerte a Saif al-Islam, hijo mayor del fallecido líder Muammar Kaddafi, y a otros ocho altos cargos y funcionarios destacados de su Gobierno. La corte dictó también la pena capital para el ex jefe de los servicios secretos de Kaddafi, Abdala al Sanusi, y para su último primer ministro, Al Baghdadi al Mahmudi. Todos ellos fueron condenados por su vinculación con la represión que siguió al levantamiento popular armado en febrero de 2011 y que que desembocó en la caída del Gobierno de Kaddafi en octubre de ese mismo año.

En el juicio, en el que estuvieron presentes 29 de los 38 acusados, fueron condenados también el ex presidente de los servicios secretos exteriores, Abuzid Omar Durda; el antiguo responsable de la Guardia Popular, Mansur Du; y el ex presidente de Seguridad Interior, Milad Raman. Solo cuatro de los acusados no fueron condenados a muerte, entre ellos el ex ministro de Relaciones Exteriores Abdelah Al Aati.

El hijo mayor de Kaddafi no asistió a las nueve sesiones anteriores del tribunal, que siguió por videoconferencia. Considerado durante mucho tiempo heredero político de su padre, Saif al-Islam fue detenido en la ciudad de Zintán, al suroeste de Trípoli, por milicias que se negaron a entregarlo a las autoridades de Trípoli desde su captura en noviembre de 2011.

La mayoría de los otros acusados fueron detenidos en Trípoli, controlada por la milicia islamista de Fayer Libia (Amanecer de Libia), afín al gobierno rebelde de Trípoli. Saif al-Islam Kaddafi había sido requerido por la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya para juzgarlo por crímenes contra la Humanidad, aunque las autoridades rechazaron su entrega con el argumento de que el juicio de quien fuera considerado el sucesor de Muammar Kaddafi era un derecho del pueblo libio.