Chris Tyree y Dan Morison de Orb Media

Ocho de cada diez muestras de agua potable recolectadas en 159 lugares del mundo (desde EEUU a Ecuador pasando por la India, Europa e Indonesia) contienen fibras de plástico microscópicas, según una investigación realizada por la organización periodística Orb Media en colaboración con científicos norteamericanos. Es la primera vez que se detectan estas micropartículas de plástico en el agua de grifo alrededor del mundo.

El agua de la canilla en ciudades y pueblos de todo el mundo está contaminada con fibras de plástico microscópicas, según advierte una investigación científica exclusiva realizada por Orb Media, una organización periodística internacional sin ánimo de lucro situada en Washington, y que ha contado con la colaboración de investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Minnesota.

De 159 muestras de agua potable recogidas en cinco continentes, el 83% contenía microplásticos. Por ejemplo, estas microfibras de plástico están saliendo por la canilla de un restaurante situado en la famosa “Torre Trump”, de Nueva York, pero también se han encontrado estas sustancias en el agua de grifo de Beirut (Líbano), Nueva Delhi (India), Kampala (Uganda), Jakarta (Indonesia) o Quito (Ecuador).

Impacto en la salud

Y lo más importante de todo. Los científicos sospechan que las fibras plásticas detectadas en el agua de la canilla podrían transferir sustancias tóxicas al cuerpo cuando son consumidas por los seres humanos, aunque se necesita investigar más en este campo.

Los científicos creen podrían transferir toxinas a nuestro organismo, porque podrían actuar como “vehículos” de peligrosas sustancias químicas desde el agua potable al cuerpo humano.

Y si las partículas de plástico están en el agua de grifo, también pueden estar en muchos de los alimentos que comemos a diario, como el pan y la pasta o en las sopa.

"Esto debería preocuparnos", alerta Muhammad Yunus, el Premio Nobel de la Paz del año 2006. "Sabíamos que el plástico está afectando a nuestra cadena alimentaria y ahora vemos que también  través de nuestro agua potable. ¿Tenemos una solución?” Yunus, el fundador de Grameen Bank, proyecta ya lanzar una iniciativa contra los residuos de plástico a finales de este año.

Pocos datos

Porque el problema es que los científicos sospechan que se pueden acumular en el intestino humano y, de este modo, ser perjudiciales para la salud, aunque, de momento, no pueden precisar cómo afectan al cuerpo.

"Nunca hemos considerado ese riesgo antes", ha asegurado a “Orb Media” Tamara Galloway, ecotoxicóloga de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido.

Además, esta investigación global realizada por “Orb Media” también encontró estas partículas de plástico, incluso, en muestras de agua embotellada y en hogares que utilizan filtros.

Esta investigación de Orb Media “plantea más preguntas que respuestas”- aclara Albert Appleton, que fue comisario de aguas en Nueva York. “¿se bioacumula?, ¿afecta a la formación de nuestras células?, ¿es un vector para la transmisión de peligrosos patógenos?”.

El origen del problema

El mundo produce 300 millones de toneladas de plástico cada año. Más del 40% se usa una sola vez (a veces por menos de un minuto), y se desecha. Pero el plástico persiste en el medio ambiente durante siglos.

Pero, ¿dónde está el origen de este problema? Expertos de la Universidad de Plymouth han encontrado, por lo menos, una fuente: las prendas sintéticas que se lavan en la lavadora emiten hasta 700.000 fibras microscópicas de plástico por lavado. En los Estados Unidos, las plantas depuradoras de aguas residuales capturan más de la mitad de ellas, pero el resto se vierte a los canales públicos de agua y, de ahí, se cree que pasa al agua potable que se suministra luego a los hogares.

Otra fuente podría ser el aire. Un estudio realizado en 2015 estimó que entre 3 y 10 toneladas de fibras sintéticas caen sobre la superficie de París cada año. "Lo que observamos en París tiende a demostrar que una gran cantidad de fibras están presentes en las precipitaciones atmosféricas", confirmó a “Orb Media” el investigador Johnny Gasperi, investigador de la Universidad Paris-Est Créteil.

Soluciones

Afortunadamente existen soluciones empezando por las  plantas que depuran las aguas residuales que desechan las ciudades. Por ejemplo, ralentizar el proceso de tratamiento permitiría a las instalaciones capturar más fibras de plástico, explica Kartik Chandran, ingeniero medioambiental de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), pero esto también aumentaría el coste.

A más largo plazo, el reto  consistiría en producir sustancias más seguras para la salud que los plásticos actuales, como los bioplásticos, polímeros hechos de fuentes como el almidón de maíz y la raíz de tapioca.

Además, instalar en las lavadoras filtros más eficaces para retener este tipo de contaminación también podría ser una medida a tener en cuenta.

"Dado que el problema del plástico fue creado exclusivamente por la indiferencia de los seres humanos, esta cuestión puede solucionarse prestándole atención", ha advertido a “Orb Media”  Muhammad Yunus. "Ahora lo que necesitamos es la determinación para hacerlo antes de que sea demasiado tarde".