“La gente vino a abrazarse con nosotros”, recordó el embajador argentino en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero.

“Cuando vimos el humo blanco no nos imaginamos nunca este desenlace; ni los más especialistas podían intuir esto”, señaló.

“El cardenal Bergoglio tiene sus propios métodos y reglas de vida, él no es un hombre de exposición. No tuve contacto con él ni con ningún otro cardenal o candidato; nos parecía una impertinencia”, subrayó el diplomático.

“El nombre Francisco imagina a la Iglesia alejada del poder y de cuestiones mundanas y cerca de las personas enfermas. Después del testimonio de Jesús, San Francisco de Asís fue de los grandes santos que se tienen presentes por hacer lo que hizo, tal vez, sin proponérselo”, describió Cafiero.