Bruselas amplía 24 horas la alerta máxima tras 36 horas de algo muy parecido al estado de sitio. El metro no se abrirá este lunes; tampoco las escuelas, universidades ni demás centros educativos. El miedo se ha apoderado de la capital belga, en la que este fin de semana no han abierto ni sus bulliciosos mercados, ni los museos, ni los comercios del centro, ni siquiera sus bares más canallas por el nivel de máxima alerta terrorista decretado por el Gobierno federal.

Mientras, la policía belga intensifica la búsqueda de al menos dos sospechosos relacionados con los atentados de París, uno de los cuales podría llevar explosivos. La región se encuentra en alerta máxima desde el sábado a primera hora, una situación que prácticamente ha paralizado los 19 distritos comunales, con el cierre de las líneas de metro y de casi todos los establecimientos donde se podía producir una afluencia importante de personas, como centros comerciales y deportivos, cines y salas de conciertos. Incluso muchos restaurantes y bares del centro de la ciudad y de otras áreas normalmente concurridas siguen clausurados por recomendación de las autoridades locales, con la policía y el ejército patrullando en las áreas habitualmente más frecuentadas.

El temor desenfunda rumores sin confirmar. Varios medios daban por hecho este domingo que las fuerzas de seguridad habían desalojado la estación central: tan solo se cerró uno de los accesos porque un cámara de televisión olvidó un bolso que desató las alarmas. Fuentes de la fiscalía desmienten también la información de que las fuerzas de seguridad buscan a 10 personas con explosivos que planean ataques en Bélgica a la manera de los de París.


La cruda realidad es que Bruselas sigue paralizada, semidesértica y que el Gobierno no ha aportado un solo detalle más. El Órgano de Coordinación para el Análisis de Amenazas (Ocam) emitió la tarde del domingo una nueva evaluación del nivel de amenaza. También tuvo lugar una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en la que participaron el primer ministro belga, Charles Michel y los titulares de Interior, Jan Jambon; Exteriores, Didier Reynders; Justicia, Koen Geens, y Economía, Kris Peeters, además de las autoridades de seguridad belgas. En ese encuentro se abordó el último análisis del Ocam y se decidió mantienen algunas de las medidas acordadas el sábado, como la cancelación de la circulación del metro o la apertura de los colegios mañana lunes.

Bruselas tiene una población de en torno a un millón de personas, y las advertencias del Gobierno han conseguido dejar las constantes vitales de la ciudad bajo mínimos, a pesar de las quejas de las asociaciones de comerciantes, que ya han acusado a las autoridades de "aficionados" que "han improvisado" una respuesta basada en temores puede que infundados. El primer ministro belga, Charles Michel, aseguró este sábado de que tiene indicios claros de que "varias personas", con "armas y explosivos" podrían realizar ataques "en varios lugares". Este domingo el Ejecutivo no ha dado más explicaciones al respecto.


El ministro belga de Interior apuntó en una entrevista el sábado por la noche que la amenaza terrorista en Bélgica no se limita a Salah Abdeslam, en busca y captura internacional por su supuesta implicación en los atentados de París, sino que "es más amplia". "Hay varios sospechosos, por eso hemos puesto en marcha tal concentración de medios", explicó Jambon, que añadió que el Gobierno sigue la situación 'minuto a minuto'. "Existe una amenaza real, pero estamos haciendo todo lo posible para afrontar esa situación", aseguró.



Fuente Diario El Pais