La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue reelecta este domingo en segunda vuelta, al imponerse ajustadamente al retador socialdemócrata Aécio Neves, con 51,45 contra 48,55 por ciento de los votos válidos, según datos oficiales. La diferencia entre los votos absolutos obtenidos por ambos contendientes se hizo irreversible una vez que se cumplió 98 por ciento del escrutinio, de acuerdo con lo publicado por el Tribunal Superior Electoral (TSE) en su sitio web.

En este contexto, Rousseff convocó a "encontrar puntos en común y una primera base de entendimiento para hacer" al país "avanzar" y dijo que no creía que el balotaje en el que fue reelecta "tuviera dividido al país entero" sino que "suscitó sentimientos contradictorios, pero en busca de un único objetivo: cambiar el país". En su primer mensaje tras haber sido consagrada para permanecer en el cargo durante el período 2015-19, en la sede de su comando de campaña en Brasilia, Rousseff agradeció "al militante número uno de las causas del pueblo brasileño: el (ex) presidente (Luiz Inácio) Lula (da Silva)".

Asimismo, anunció que impulsará una reforma política a la que intentará convalidar mediante una consulta popular y tendrá un “compromiso riguroso con el combate a la corrupción. Vamos a dar más recursos a la actividad económica en todos los sectores, en especial al sector industrial; quiero la participación de todos los sectores productivos y financieros en esta tarea que es responsabilidad de cada uno de nosotros”, añadió.

El triunfo que consagró a Dilma Rousseff como presidenta de Brasil por cuatro años más fue celebrado con euforia por sus seguidores, que en el comando de campaña en Brasilia saltaron y lloraron, tras confirmar el ajustado resultado en el balotaje con el socialdemócrata Aécio Neves, tras una campaña considerada como una de las más imprevisibles en la historia del país, comentó por Continental Dante Quinterno, periodista argentino radicado en Rio de Janeiro.
 
El tono de la celebración parecía tener mucho de descarga luego de una campaña proselitista que tuvo componentes que la convirtieron en una de las más agresivas de la historia democrática de Brasil, y de resultado imprevisible, con empate técnico en los sondeos hasta pocos días antes del comicio, explicó Quinterno en La Mirada Despierta.