En Brasil, la oposición reconoce que la muerte del candidato socialista a la presidencia podría forzar un balotaje. Estiman o se esperanzan con que, si la ambientalista Marina Silva reemplaza al fallecido Eduardo Campos, le restará votos a la candidatura de Dilma Roussef, que va primera en las encuestas.
 
Marina Silva es una evangelista ecologista que proviene del Partido de los Trabajadores y en la última elección obtuvo 19 por ciento de los votos, fortalecida por su defensa del Amazonas. Silva no pudo presentar originalmente su candidatura presidencial por su propio partido por no cubrir una serie de requisitos de la ley electoral brasileña, lo que la obligó a aliarse a Campos, pese a tener mayor carisma que el extinto candidato.

En este contexto, Rousseff suspendió su campaña electoral y decretó luto oficial de tres días. Mientras tanto, investigan las causas de la caída de la avioneta que provocó la muerte de Campos en una zona residencial de San Pablo. El extinto líder político fue dos veces gobernador, así como ministro de Ciencia durante el Gobierno de Lula.

Por Continental, el periodista argentino radicado en Brasil Marcelo Claudio Cimarro relató que "La gente está conmovida y apenada por la caída del avión de Campos. Era nieto de un político muy conocido del nordeste de Brasil que luchó a brazo partido contra la oligarquía de la caña de azúcar entre los 40 y los 60 y cuando fue gobernador de Pernambuco fue detenido violentamente y encarcelado, para luego huir al exilio durante 14 años". 

Sobre el accidente en sí, Cimarro consignó en La Mañana que "No se tienen pistas sobre lo que pudo haber sucedido, todavía están tratando de identificar los cuerpos. Cayó en una zona poblada sobre un lugar donde se realizaba una clase de natación para bebés, uno de los cuales fue internado por las heridas recibidas".