Miles de personas marcharon este domingo contra el gobierno de Brasil en varias ciudades de ese país bajo la premisa de rechazar la corrupción y el rumbo económico, y un sector más radical en demanda de un juicio político a Dilma Rousseff e incluso la intervención militar, tras la marcha del viernes en la que movimientos sociales, estudiantiles y sindicatos le dieron respaldo a la presidenta. Las protestas fueron convocadas por diferentes sectores que reclamaron cambios en la política económica, mientras que otros se quejaron por el escándalo de denuncias de corrupción que salpica a Petrobras e incluso grupos más radicales demandaron el juicio político de la mandataria y la “ayuda” de las Fuerzas Armadas.

Tras culminar las marchas en todo el país, el gobierno mediante una conferencia de prensa del ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, señaló que la presidenta dictará "en los próximos días" un conjunto de medidas de combate a la corrupción", en respuesta a las protestas que llevaron hoy a las calles a más de 1 millón y medio de personas. "El gobierno está atento y dispuesto, como siempre estuvo, a escuchar la voz de las calles", aseveró Cardozo, quien afirmó que el punto común de la protesta de hoy y la manifestación de sindicatos de "apoyo crítico" a Rousseff realizada el viernes pasado es la exigencia de combatir la corrupción. 

Las manifestaciones se dieron durante todo el día en Brasilia, el Distrito Federal, y 16 estados: Alagoas, Amazonas, Bahia, Ceará, Goiás, Maranhão, Minas Gerais, Mato Grosso do Sul, Pará, Pernambuco, Paraná, Rio de Janeiro, Santa Catarina, Sergipe, San Pablo e Tocantins. Pero la marcha más multitudinaria se realizó por la tarde en San Pablo, ciudad en la que la oposición obtuvo sus mejores resultados en las elecciones. En la Avenida Paulista, la Polícia Militar (PM) calculó la presencia de, al menos un millón de brasileños, mientras que la medidora Datafolha estimó unas 240 mil personas, consignó por Continental el economista Juan Soldano.