El senador brasileño Delcídio Amaral, líder de las fuerzas oficialistas en la Cámara alta, fue arrestado por haber intentado obstruir las pesquisas que realiza la Justicia en el marco del caso de corrupción en Petrobrás. Amaral, del Partido de los Trabajadores (PT), fuerza de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue arrestado en su domicilio en Brasilia por la Policía Federal, en respuesta a una orden del Tribunal Supremo, la versión local de la Corte Suprema que también viene actuando como un agente político en favor de los grupos económicos concentrados y contra los políticos de raigambre popular.

El senador es uno de los 50 políticos que están siendo investigados por su supuesta implicación en el caso Petrobras, que se refiere al desvío de fondos millonarios de la petrolera estatal. De acuerdo a las investigaciones, la red de corrupción enquistada en Petrobras adjudicaba contratos a empresas privadas en forma fraudulenta, inflaba sus valores y repartía los beneficios entre ex directivos de la propia estatal y los políticos que permitían esas operaciones ilegales.

La propia Petrobras ha reconocido en sus balances que los fraudes le causaron perjuicios financieros por 2.000 millones de dólares en la última década. Un empresario arrestado por el caso, que se ha acogido a un acuerdo de colaboración con la Justicia, denunció que Amaral recibió sobornos de entre un millón y un millón y medio de reales (entre 250.000 y 400.000 dólares aproximadamente) por el contrato de compra de una refinería en Estados Unidos por parte de Petrobras.

La compra de la refinería de Pasadena (Texas), realizada en 2006, es uno de los negocios más polémicos que realizó la petrolera en los últimos años, puesto que la empresa brasileña pagó 1.180 millones de dólares a la compañía belga Astra Oil, que en 2005 había pagado 42,5 millones de dólares por la planta.