El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, advirtió al presidente iraní, Mahmud Ajmadineyad, sobre las “consecuencias potencialmente dañinas de la retórica incendiaria”, en el conflicto que mantiene con varias potencias occidentales por su programa nuclear.

En la reunión que ambos mantuvieron hoy, al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas, que se celebra esta semana en Nueva York, Ban alertó también de los peligros de “la contraretórica” y de “las amenazas procedentes de los países de Medio Oriente”.

Por ello, el líder de la ONU instó al presidente iraní a “adoptar las medidas que sean necesarias para construir la confianza de la comunidad internacional en la naturaleza exclusivamente pacífica de su programa nuclear”.

Varias potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, sospechan que el programa nuclear de Irán tiene como finalidad conseguir armamento nuclear, por lo que insistentemente le exigen que lo cancele o permita entrar a sus instalaciones a inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

Irán niega estas acusaciones y asegura que su programa atómico tiene una finalidad exclusivamente pacífica, que es garantizar el suministro energético a la población, al tiempo que acusa a Occidente de avivar los rumores al servicio de los intereses israelíes.

Ban y Ajmadineyad abordaron además la crisis siria, ya que Irán es uno de los países que apoya abiertamente al régimen de Bashar al Assad y que incluso reconoció la presencia de la Guardia Revolucionaria en el país árabe para asesorar a las fuerzas gubernamentales.

“El secretario general de la ONU ha subrayado las graves implicaciones regionales del empeoramiento de la situación en Siria, al tiempo que ha señalado el devastador impacto humanitario”, informó Naciones Unidas en un comunicado.

Desde que llegó a la Presidencia de la República Islámica, en 2005, Ajmadineyad asistió a las reuniones anuales de la organización internacional.

En los últimos años, el líder iraní aprovechó la Asamblea General de la ONU para defender el programa nuclear, atacar a Israel y a Estados Unidos, negar el Holocausto y cuestionar la autoría de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el país norteamericano.

En señal de protesta, es habitual que los representantes de los países occidentales se ausenten durante la intervención oficial del presidente iraní.