Al menos 15 policías heridos, dos de los cuales permanecen hospitalizados, y 27 detenidos es la cifra del último balance de las autoridades de la ciudad de Baltimore, en el estado norteamericano de Maryland, que pidieron refuerzos policiales y el envío de la Guardia Nacional para hacer frente a una jornada de disturbios que se desencadenaron tras las protestas pacíficas por la muerte del joven afronorteamericano Freddie Gray, de 25 años, que fue herido al ser detenido por la policía, informó por Continental Anahí Rubin, corresponsal de Telesur en Nueva York. Además, Stephanie Rawlings-Blake, la alcalde de la localidad, declaró un toque de queda en la ciudad que se prolongará durante una semana, añadió Rubin en La Mañana.

Gray sufrió un golpe en la espalda cuando el 12 de abril la Policía de Baltimore lo detuvo y pese a que solicitó asistencia médica, nunca le fue otorgada. Una semana después, el 19 de abril, falleció en el hospital debido a la herida. En las protestas también ocurrieron múltiples destrozos como la quema de vehículos, entre ellos un patrullero, una tienda y un edificio en construcción, así como saqueos en varios comercios.

La ciudad de 620.000 habitantes, que cuenta con casi dos tercios de la población de etnia negra, tiene una larga historia de tensiones entre la policía y la comunidad. Ayer tuvo lugar en Baltimore el funeral del joven, al que asistieron miles de personas y que transcurrió en forma pacífica, pero cuando concluyó se desencadenaron protestas violentas que se expandieron por gran parte de la ciudad. Incendios, saqueos de tiendas y enfrentamientos con la Policía sumieron a Baltimore en el caos y un toque de queda, poco después del entierro. 

En una conferencia de prensa, el abogado de la familia Gray, William Murphy, dijo que el problema de la brutalidad policial es un asunto de derechos humanos. Rodeado de varias decenas de representantes de la comunidad afro que condenaron la violencia, Murphy preguntó cuántos de los presentes habían sido víctima de brutalidad policial; casi ninguna mano quedó sin levantar.