Tres fuertes explosiones sacudieron el templo cerca del mediodía local, en momentos en que numerosos musulmanes se preparaban para la oración del viernes, lo que provocó una estampida de fieles que huyeron para buscar refugio informó el portavoz de la Fuerza Militar Conjunta de esta región, Ikechukwu Eze.

La primera explosión se registró fuera de la mezquita, y a continuación se produjeron otras dos enormes detonaciones, relataron testigos a la Agencia de Gestión de Emergencias Nacionales nigeriana (NEMA).

El ataque se produjo antes de que el imán de la mezquita, Sani Zahradeen, iniciara su sermón, y poco despúes de los estallidos se registraron tiroteos, relataron testigos al rotativo local Premium Times.

El emir de Kano, Alhaji Sanusi Lamido Sanusi, es una de las personalidades más influyentes de Nigeria y se encontraba en la Meca, en Arabia Saudita, cuando se produjo el atentado, informó la agencia de noticias EFE que cita fuentes próximas al líder religioso.

El portavoz de la Policía de Kano, Mustapha Abubakar, declaró al Premium Times que los agentes todavía se encontraban realizando "un balance real de las personas fallecidas" y que, por el momento, no podían ofrecer cifras claras, mientras testigos declararon que la congregación en el momento de las explosiones era tan masiva que el número de muertes "supera el centenar".

Tras los ataques, centenares de jóvenes enojados se lanzaron a las calles para protestar por lo ocurrido, enfrentándose a agentes de policía y destrozando instalaciones gubernamentales.

Las protestas fueron sofocadas por los agentes, según informó el portavoz policial.

El emir de Kano llamó recientemente a sus fieles a defenderse contra los integristas de Boko Haram.
"Esta gente, cuando ataca pueblos, mata a niños y hace esclavas a mujeres... La gente debe mantenerse firme", había dicho hace dos semanas Durante una lectura del Corán.

El pueblo "no debe esperar a que los soldados les protejan. Si Él (Dios) quiere elegir a sus mártires de entre nosotros, debemos estar preparados para dar nuestra vida", aseveró el emir, días después de que un grupo de cazadores y vigilantes locales liberaran de Boko Haram la importante ciudad de Mubi, en el estado de Adamawa.

Aunque el ataque de hoy todavía no fue reivindicado por ningún grupo, tiene el sello de Boko Haram, que ya cometió atentados casi a diario desde el inicio de esta semana, y se supone que asumirá su autoría.

Boko Haram, cuyo nombre significa en lenguas locales "la educación no islámica es un sacrilegio", mantiene una sanguinaria campaña que causó más de 3.000 muertes en lo que va de año, según datos del Gobierno nigeriano.

Hoy, más temprano, al menos 35 personas murieron en la explosión de una bomba en un hecho sucedido en una ruta del estado de Adamawa, en el noreste del país, una de las zonas más castigadas por la violencia de Boko Haram.

El artefacto explotó ayer cerca de un puesto de control del Ejército y custodios locales que patrullaban la zona después de que algunas localidades próximas fueran arrebatadas a los insurgentes durante las últimas semanas.