Su padre, la prometió a un joven patricio llamado Valeriano. El día del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los esposos se retiraron de la ceremonia, ella le confesó su voto de virginidad y lo convenció de que se convirtiera al cristianismo. Así fue como Valeriano accedió y fue bautizado.

Entonces fue cuando vió a un ángel junto a Cecilia. El ángel puso sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. Poco después fue bautizado el hermano de Valeriano.Y desde entonces los dos hermanos se dedicaron a hacer buenas obras. Ambos fueron arrestados por sepultar a los muertos cristianos, al ser interrogados la corte ordenó azotarlos y condenarlos a muerte.
La policía luego buscó a Cecilia y le pidió que renunciara a la religión de Cristo, pero ella confesó que prefería morir antes que renegar de su religión.

Narran las Actas de su martirio cómo fue condenada a morir asfixiada en humo, y en vez de ello, a pesar de haber pasado más de un día en semejantes condiciones, comenzó a parafrasear, cantando, el salmo LXX: "Que mi corazón y mi carne permanezcan puros, oh Señor, y que no me vea defraudada en tu presencia".

En el año 1599 el escultor Maderna vió el cuerpo incorrupto de la santa y esculpió una estatua en mármol de tamaño natural, muy real y conmovedora, que se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma.
Cecilia de Roma, conocida como santa Cecilia fue una noble romana, que fue martirizada por su fe entre el año 180 y 230 y nombrada como patrona de la música, de los poetas y de los ciegos.

El 22 de noviembre se conmemora su fallecimiento. Homenaje a músicos argentinos.