Meg Ryan ha mostrado su nueva cara en la semana de alta costura de París. Hace algo más de un año que la actriz no aparecía en un acto público, y su nueva aparición bajo los atentos focos deja claro que la estrella está totalmente transformada por su paso por el quirófano. Fue en 2002 cuando la intérprete de míticas películas (Cuando Harry encontró a Sally)  comenzó a operarse. En 2003 rodó En carne viva y ahí ya comenzó a verse su nueva imagen, y su carrera resultó gravemente afectada. Desde hace seis años no ha rodado ningún largometraje como protagonista. Ryan, a juicio de los profesionales, no solo ha pasado por el quirófano, también se ha inyectado bótox. La estrella, de 53 años, estuvo presente en el desfile Schiaparelli y en el de Georges Chakra, seguramente sin ser consciente que su reaparición ocuparía titulares.

La actriz, todo un icono de naturalidad en los años noventa, ha seeguido los pasos de colegas de profesión como Renée Zellweger y de Nicole Kidman, sumándose a la creciente lista de estrellas que se han excedido con el bisturí para paliar los signos de la edad. Meg Ryan ha cambiado tanto que casi no queda nada de la que protagonizó Tienes un e-mail (1998) con Tom Hanks. La artista siempre se ha posicionado del lado de quienes creen en los retoques estéticos para aminorar el paso del tiempo.




Fuente: El Pais.es