La comedia "Buenas noches, muchas gracias", del estadounidense Jim Geoghan, con dirección de Lía Jelín, estrenada en la sala porteña del Maipo, resiste la endeblez de su texto gracias a un esforzado quinteto de actores.

Pablo Brichta, Campi, Daniel Campomenosi, Gabo Correa y Tomás Fonzi encaran un asunto que tuvo mucho éxito en Nueva York y aledaños y que la versión de Fabián Stratas y Pablo Novak traslada a situaciones y lugares locales con la acostumbrada intención de darle mayor cotidianeidad.


Dividida en tres actos, la obra muestra a un cómico en decadencia (Cartucho) que luego de haber trajinado numerosos tugurios en busca de un público que le es reacio contrata a un joven libretista (Fonzi), con el que no llega a buen puerto dado su carácter iracundo y su narcisismo a toda prueba.


Por su parte, Correa y Campi componen a un dúo de cómicos tan penosos como el primero -con el hándicap de llamarse Tom & Jerry- explotados por el dueño de un boliche (Campomenosi) y divididos ante la posibilidad de firmar un contrato leonino para intervenir en un programa líder de TV.


En el tercer segmento se comienza a comprender la trama hasta el momento escatimada, con el encuentro de todos los personajes y los correspondientes choques, en los que afloran vanidades, vicios y malos espíritus, como para corroborar aquello de que los cómicos sólo son simpáticos sobre el escenario.


Hay un personaje muy nombrado y nunca visto llamado Tito, dueño y señor de ese show nocturno que puede ofrecerle su cuarto de hora a cualquier advenedizo, así como sumirlo en la mayor de las humillaciones dentro del resbaladizo mundo interno de los productos de televisión.


No es difícil saber a dónde apuntan esos cómicos deteriorados por los años, el alcohol y otras adicciones, a la espera permanente del momento de gloria y el fulgurante universo de la pantalla chica como lo mejor que se puede conseguir en la vida.


La directora Jelín -quien aún sigue recogiendo elogios con "Toc Toc"- intenta insuflar movilidad a la acción que suele estancarse, sobre todo en los dos primeros tercios, y viste con emotivas proyecciones los cambios de escenografía.


Allí aparecen reconocibles iconos de la comicidad y la revista porteña -incluso con viejas imágenes de la misma sala-, pero el desfile se va corriendo inevitablemente hacia el medio televisivo, donde parece que se cocina lo verdaderamente importante.


El problema mayor es la estructura de la obra -a la altura del segundo acto no se sabe si se trata de una continuidad o de sketches autónomos-, lo que resiente el interés; tal vez un mejor entramado hubiese redundado en forma positiva.


Pero además, muchas situaciones que buscan la hilaridad naufragan en el silencio implacable de la sala y sólo la pericia de los intérpretes provoca algún regocijo; aquel mejor entramado se nota tan solo en el tercer acto, que parece escrito por otro autor.


De todos modos, el gran conductor del espectáculo es Pablo Brichta, un muy buen actor que viene remando desde hace décadas y aquí suma a la "vis comica" propia guiños y entonaciones que están en el oído de la platea, como los de José Marrone y Pepe Biondi.


"Buenas noches, muchas gracias" se ofrece en el teatro Maipo, Esmeralda 443, de miércoles a viernes a las 20.30, sábados a las 20.30 y 22.30 y domingos a las 20.30.