La película estadounidense de terror “Annabelle”, estrenada el 8 de octubre último en Francia, fue retirada de varias salas a causa de los incidentes que se producían durante su proyección, a las que acudía un público mayoritariamente adolescente.

El filme, en el que director el John R. Leonettnarra narra cómo una muñeca poseída, estilo Chucky, traumatiza a una familia y cuyo estreno en Buenos Aires está anunciado para el 23 de octubre, ha sido vista en una semana por casi medio millón de personas, fue desprogramado en salas de Marsella, Estrasburgo y Montpellier.

A los habituales gritos que acompañan este tipo de películas se han sumado en este caso el lanzamiento de pochoclos, improperios entre los espectadores y hasta golpes de puño, peleas que acabaron con asientos arrancados o deteriorados.

"Por motivo de incidentes, la película no será proyectada en nuestro cine hasta nuevo aviso. Gracias por su comprensión", se podía leer en carteles de un cine de Estrasburgo y difundido por las redes sociales.

"Es una pelí­cula que atrae a jóvenes de entre 12 y 15 años, histéricos e incontrolables. Se dicen cosas en la sala, se empujan y se pelean fuera. Van más para los enfrentamientos que para ver la película", aseguró en el diario Le Monde el director del cine Prado de Marsella, Frédéric Perrin, uno de los que suspendieron funciones.

Como alternativa, varias salas apostaron por reforzar la seguridad durante sus proyecciones, con más personal de seguridad o con la decisión de que algunos estén presentes en la misma función.

Para el psiquiatra Stéphane Clerget, entrevistado por la emisora Europe 1, algunos de esos adolescentes "digieren muy mal su angustia o son mal educados y acaban cayendo en la violencia", mientras que otros, simplemente, se aprovechan del caos generalizado para "dejarse llevar".

El hecho de que la película haya sido anunciada en radios y otras emisiones vistas por ese tipo de público ha contribuido también a que las salas se hayan llenado de gente en esa franja de edad, y de que en estas se haya visto sobredimensionada la presión grupal.

"Para el adolescente, de naturaleza inquieta y que vive en un cuerpo en transformación, el cine de terror funciona como un espejo. Ve en él sus propias angustias. Y, algo nuevo en el caso de `Annabelle`, es libre de expresar sus emociones porque está rodeado de semejantes que no le juzgan", concluye el psiquiatra.

El cine de terror viene provocando reacciones diversas en las funciones desde comienzos del periodo sonoro, con obras como “Frankenstein” y “Drácula”, de la Universal, “Fenómenos”, de Tod Browning en la década del 30, o más acá en el tiempo títulos como los producidos por Samuel Z. Arkoff, los de Roger Corman, los italianos Mario Bava, Dario Argento y Lucio Fulci o “El exorcista”, de William Friedkin, o las varias entregas de "Actividad paranormal" entre otros.