La historia, que tiene lugar en la segunda mitad de la década del 70, toma a Juan, hijo de un matrimonio de integrantes de un grupo guerrillero que tras pasar un tiempo en Cuba huyendo de la represión militar en Argentina, que a su regreso clandestino vive sus primeras experiencias de amor mientras sus padres aguardan una probable contraofensiva.



En este vivir simulando ser otro, Juan que camufla el Ernesto original, así se llama Juan en realidad, tiene un tío, Beto, quien lo ayudará a convertir esa situación peligrosa, en otra más tolerable y de alguna forma romántica, de cara a un futuro que confía será mejor para todos.



A los padres, interpretados por los uruguayos Natalia Oreiro y César Troncoso, el niño Juan/Ernesto, encarnado por el debutante Teo Gutiérrez Romero y la abuela por Cristina Banegas se suma el querible Tío Beto, nada menos que Ernesto Alterio que vive y trabaja en España pero que vuelve así al cine de este lado de Atlántico.



“El guión me impactó desde la primera lectura y sentí la necesidad de involucrarme sea como sea en el proyecto, una película necesaria, una historia que tenia que ser contada”, aseguró Alterio en diálogo con Télam.





A los 42 años, Alterio es conocido en Argentina, su país natal, por haber trabajado en los filmes “El método” y “Las viudas de los jueves”, las dos de Marcelo Piñeyro, “Lluvia”, de Paula Hernández, y la aplaudida miniserie “Vientos de agua”, de Juan José Campanella.



-¿Qué lugar ocupa en tu carrera "Infancia clandestina" y por qué?

-La verdad es que no pienso tanto mi recorrido profesional como una carrera. ¿Carrera contra quién? Yo voy caminando. Y siento que cada paso me posibilita dar el siguiente. “Infancia clandestina” ha sido y está siendo una experiencia vital muy importante para mí. Por lo que pude entender de mí mismo, de mi propia historia, por lo que compartí con todos los que participamos y por el reflejo que me llega de quienes la ven.



-¿Qué es lo que hace singular a tu personaje?

-No lo sé, quizá su capacidad de disfrute, su capacidad de juego, su liviandad y esto tiene que ver con un profundo compromiso con su propia libertad. En este sentido, el encarna plenamente aquello por lo que se luchaba.



-¿Hubo momentos de emoción fuerte durante el rodaje?

-Todo el proceso con la película fue y está siendo muy emocionante, aun siento que estoy inmerso en sus resonancias y elaborando todo lo que me ha movido.



-¿De qué forma te marcó el personaje?

-Interpretar un personaje me da la posibilidad de ver el mundo a través de sus ojos y eso amplia mi propia visión, y después de presentar la película en Cannes, volví a mi casa y justo ahí me cayó la ficha: sentí que esta historia me atañe mucho más de lo que yo creía.



-¿Así conociste mejor la época en que naciste?

-Absolutamente. Cuando trabajé en `Vientos de agua` tuve la oportunidad de hacer el recorrido que hicieron mis abuelos y en `Infancia clandestina` interpreto a un personaje que corresponde a la generación de mis padres... Es una manera singular de revisar la historia argentina, mi propia historia.



-¿Cómo fue la experiencia de ser dirigido por Ávila?

-Admiro mucho a Benjamín, como cineasta y como ser humano. Con él pude sentir la conexión que hay entre el arte y la vida. Me siento honrado de ser su amigo.



-¿Cómo te sentiste compartiendo la historia con Oreiro, Troncoso y Banegas?

-Fue una suerte para mí poder compartir esta experiencia con gente de tanta calidad humana, aprendí mucho de todos y cada uno de ellos.