Un día después de confirmar la postergación de los tres partidos del jueves por el paro de las centrales sindicales opositoras, la AFA buscaba esta tarde el modo de que los partidos se jueguen mañana, a pesar de la huelga general, a puertas cerradas.

El gobierno nacional, con incidencia la organización del fútbol desde que compró los derechos de televisación de los partidos, propone dar seguridad y que los tres partidos se jueguen a puertas cerradas y en los horarios que se habían fijado originalmente: Banfield-Tigre a las 17; Vélez-Lanús a las 19.15 y Quilmes-San Lorenzo a las 21.30.
Pero estos equipos entrenaron hoy sin hacer tácticos ni concentrando jugadores, a sabiendas que recién jugarían el fin de semana.

Cae de maduro que la AFA haya tenido la iniciativa en este tema porque jugar a puertas cerradas atenta contra los ingresos de los clubes.

La intención clara del gobierno es romper el paro al menos en torno al fútbol, a raiz de la adhesión de la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDyC).

El gobierno considera que si se juega a puertas cerradas no tiene por qué tener personal de ese gremio, que suele estar en boleterías y en los ingresos.

Las autoridades de la AFA recibieron el pedido cerca del mediodía cuando estaban en el edificio el presidente Luis Segura y el influyente secretario general Miguel Silva, la mano derecha del fallecido Julio Grondona.

Los directivos trataban esta tarde darle un diplomático curso al igual que el pedido que hizo Boca para postergar el encuentro de mañana ante Estudiantes, alegando que Vélez, al que enfrentará el domingo, tendrá más descanso al no jugar mañana ante Lanús.