Mario Vargas Llosa se irá de Buenos Aires con la satisfacción de haber dicho todo lo que se había propuesto y más, sin un solo incidente a lo largo de su estadía. La intervención de la presidenta Cristina Kirchner, cuando la controversia por su visita parecía desmadrarse, parece haber desalentado contrapuntos violentos.

Habituado a que sus declaraciones levanten polvareda, si bien en principio dijo que no se referiría al episodio que puso su visita al borde del naufragio, fiel a su genio abrió su conferencia magistral así: “Agradezco a los organizadores haber resistido las presiones de algunos colegas y adversarios de mis ideas políticas para desinvitarme. Y extiendo mi agradecimiento a la Presidenta, señora Cristina Fernández de Kirchner, cuya oportuna intervención atajó aquel intento de veto.”


Sin crispaciones, a pesar de tanta esgrima verbal previa que incluyó un intento de censura por parte del grupo de intelectuales oficialistas Carta Abierta, Vargas Llosa dijo todo lo que quiso decir durante una hora y media, en un discurso escrito y en una cálida entrevista con el periodista de La Nacion Jorge Fernández Díaz.

El kirchnerismo tuvo sólo dos concurrentes destacados: la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y Vicente Battista, el escritor que firmó la carta para evitar que Vargas Llosa hablara en la Feria del Libro.

Hebe de Bonafini dialogó con Vargas Llosa a solas durante 5 minutos y le entregó una carta para pedirle su adhesión en la lucha por incorporar al canal CN23 en la grilla de Cablevisión (de lo que se informa por separado).

Instantes antes, había dejado estampada su firma en el libro de honor de la Fundacion El Libro, que atesora mensajes de autores de todo el mundo que han pasado por este encuentro editorial. "Feliz de volver a esta Feria del Libro de Buenos Aires después de ocho años y comprobar que ha crecido en libros, lectores y prestigio. Les deseo que sigan los éxitos y les agradezco la hospitalidad", escribió.

"Yo combato a todas las dictaduras, a las dictaduras de la izquierda del proletariado y a las de la derecha de Cristo Rey. En definitiva, todas hacen lo mismo, traen retroceso a los pueblos", advirtió.

"Nos hace falta coherencia, hemos sufrido mucho por las verdades absolutas. Cada vez tenemos menos dictaduras en América latina. Tenemos izquierdas y derechas democráticas en América latina. La racionalidad y la sensatez está echando raíces en América latina", sostuvo y despertó otra vez el aplauso.

Y, por si a alguien le quedaban dudas de su veto a las dictaduras, y especialmente a la argentina de los años 70, recordó que como presidente del Pen Club Internacional hizo "muchas campañas por Antonio Di Benedetto", el escritor y periodista argentino que tuvo que exiliarse.

Reveló que su vínculo con nuestro país está dado desde su infancia: "A Cochabamba llegaban Leoplán , para mi abuelo; Para Ti , para mi madre, y Billiken para mí. En la Universidad de San Marco, en Lima, conocí la literatura más renovadora y moderna, de Thomas Mann a Faulkner, de Joyce a Sartre, de Camus a Forster, de Eliot a Hemingway, gracias a las traducciones que editoriales como Losada, Sudamericana, Emecé, Sur, y otras publicaban y distribuían por todo el continente".