La UTA no se sumará al paro general del jueves próximo. La decisión se tomó luego de una reunión reservada que tuvieron ayer a la tarde, en la Casa Rosada, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, con el líder del gremio de los colectiveros, Roberto Fernández; su adjunto, Rubén Domínguez, y el secretario de Prensa, Mario Calegari.

La resolución contraria a la huelga se formalizará hoy, a las 15, en una reunión del consejo directivo que preside Fernández y los secretarios generales de todo el país. Para garantizar la paralización de los colectivos, el moyanismo explora en estas horas el apoyo de delegados combativos de varias líneas de ómnibus, opositores del jefe de la UTA, y confía en que ayudarán a ese objetivo los piquetes que dispondrá la izquierda en los principales accesos a la Capital.

Esta mañana, en su habitual conferencia de prensa, Capitanich reconoció que "con la UTA hemos tenido múltiples reuniones. Hemos tenido muchas reuniones con muchos sindicatos", pero buscó despegar al Gobierno de la definición: "La decisión de adherir o no a una medida tiene que ver con la autonomía en la decisión sindical".

Desde el sindicalismo opositor, el titular de la CTA, Pablo Micheli, señaló también hoy temprano que tiene "la impresión de que la UTA no va adherir. Están coqueteando demasiado y cuando ocurre eso terminan jugando para el lado de los funcionarios y no de los trabajadores. Si hicieran una asamblea con los trabajadores, resolverían parar. Pero aunque resuelvan no parar, el trasporte se va a parar. Le puede restar un 2% de acatamiento".