El juez de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, Horacio Piombo, renunció a su cargo tras el escándalo que protagonizó con el fallo de su autoría que benefició con una reducción de pena al violador de un nene de 6 años. Mientras tanto, su compañero en el veredicto, Ramón Sal Llargués, analiza seguir el mismo camino.
 
“Toda la cadena institucional reaccionó, primero con el pedido de juicio político y después con el despido de las academias donde daba clases, como fue el caso de la facultad de Mar del Plata”, recordó el ministro de Justicia bonaerense, Ricardo Casal.
 
“Si no hay una contracultura en los ámbitos sociales y educativos en el reconocimiento y el respeto a la igualdad de género, las leyes seguirán siendo papel pintado. Una ley no resuelve la cuestión cultural”, subrayó Casal.
 
“La ciudadanía se hartó de fallos que han sido aberrantes, como ocurrió en el caso del fallo de Sal Llargués. La prensa internacional también fue muy dura con eso. Y estas cosas no pueden volver a suceder”, enfatizó el funcionario.
 
Al ser consultado sobre la capacitación de los jueces, Casal remarcó que “hace unos años, en el Consejo de la Magistratura, se puso en marcha una escuela para jueces”.
 
“Esta sentencia causó tanto estupor ciudadano porque dejó abajo los derechos de este niño”, agregó.