Graciana Peñafort, directora de Asuntos Legales y Normativas del AFSCA y una de las representantes del Estado en la segunda jornada de la audiencia pública convocada por la Corte Suprema antes de decidir la constitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, subrayó por Continental que el Grupo Clarín “tiene posición dominante y marca precio”.

En La Mañana, enfatizó que el holding “tiene el 40 por ciento de alcance en la televisión abierta, y no el 35 por ciento que se establece” y que lo mismo sucede con las radios. Y puso como ejemplo que la negativa de Cablevisión a incorporar a su grilla las señales de Paka-Paka y CN23 hace que queden “excluidas del 45 por ciento del mercado argentino”.

“Veintinueve prestadores presentaron su voluntad de adecuarse a la ley, y sólo uno, el Grupo Clarín, no lo hizo”, acotó, y añadió que el holding “logró concentrar más licencias que las permitidas”, en una clara manifestación de concentración. “La libertad de expresión es un valor simbólico que requiere una legislación anterior a que se produzca la vulneración, a diferencia de la ley de defensa de la competencia, que es posterior”, explicó Peñafort.

Los representantes del Estado en las audiencias enfatizaron que lo que busca la LSCA es “que exista competencia para que haya libertad de expresión”, y definieron el modus operandi del Grupo Clarín como “monopsonio”, que es lo mismo que monopolio pero hacia la compra, y “el que controla se queda con los beneficios del vendedor, porque tiene capacidad de fijar el precio, contenidos y calidad”. Además, Peñafort resaltó que la norma en cuestión “protege” al trabajador en su puesto de trabajo, al tiempo que “multiplica la oferta al ingresar nuevos actores”, especialmente “en las economías regionales”.

La funcionaria insistió en que “las licencias no generan derechos adquiridos y que son por un tiempo, y que tienen que estar vinculadas siempre con el interés común”, aunque dejó en claro que “no es una facultad discrecional” del Estado sacarlas y que “no pueden ser un privilegio ilimitado. La magnitud del mercado que ocupa el Grupo Clarín genera barreras al ingreso de competidores, marca precios y condiciones, prácticas predatorias y excluyentes”, y remarcó que muchas veces “compró competidores no para explotarlos, sino para cerrarlos”.