Su decisión es un giro inesperado en este expediente, donde incluso la Cámara Federal había fallado en contra de Macri y confirmado su procesamiento.

Según Casanello, el cierre de la instrucción dispuesto por Norberto Oyarbide (el juez anterior de la causa) fue "prematuro": no hay una "prueba concreta" que permita sostener que Macri haya ordenado espiar a su cuñado, Néstor Leonardo, ni al dirigente opositor Sergio Burstein. Tampoco está demostrado en la causa -afirmó- que el jefe de gobierno porteño haya montado una "asociación ilícita" destinada al espionaje clandestino. Esos habían sido los argumentos del procesamiento.

Casanello consideró que el reproche contra Macri "se agota en una suerte de responsabilidad por organigrama", por ser la cabeza del gobierno porteño, y que, más allá de la responsabilidad política que pueda caberle, no hay pruebas suficientes para atribuirle la responsabilidad penal de haber formado una asociación ilícita.

Según Casanello, si bien la Cámara Federal confirmó el procesamiento contra Macri, en aquel fallo le había ordenado a Oyarbide que "profundizaran" algunas cuestiones planteadas por la defensa del jefe de gobierno (algo que la Cámara no hizo con otros acusados), pero Oyarbide omitió hacerlo.

Con este fundamento, Casanello anuló la decisión de Oyarbide de dar por cerrada la instrucción contra Macri y, como consecuencia, anuló también los posteriores pedidos de elevación a juicio del fiscal y las querellas. Además, ordenó nuevas medidas de prueba, como citar como testigo al ministro de Justicia de la ciudad, Guillermo Montenegro, quien está sobreseído en este expediente. También, indagar sobre la empresa de seguridad privada supuestamente contratada por Franco Macri para investigar a Leonardo.

Hay pocos antecedentes de una decisión semejante. En casi todos los casos, una vez que un acusado tiene un procesamiento confirmado en su contra, el camino hacia el juicio oral es casi automático.

En el mismo fallo de hoy, de más de 150 páginas, Casanello dispuso que vayan a juicio oral el presunto espía Ciro James, el ex jefe de la Policía Metropolitana Jorge Palacios, y el ex ministro de Educación porteño Mariano Narodwski, quien tenía a James contratado a su cargo.