El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, coincidió este lunes con la última declaración de la Iglesia, en la que afirma que la Argentina está "enferma de violencia", y señaló que "no tiene sentido negarlo" y que "no hay que enojarse".
  
"No tiene sentido negarlo. No hay que enojarse. Argentina está enferma de violencia exactamente, como dice el documento del Episcopado. Fastidiarse por escuchar esa verdad no nos ayudará a curarnos de sus consecuencias malignas", subrayó el líder del PRO en una publicación en su página de Facebook.
  
"¿No lo leíste? Lo dice palabra por palabra. Habla de nuestra angustia, del estupor que cubre a la sociedad ante los crímenes despiadados, de delincuentes deshumanizados a causa de las drogas. Nos advierte a todos sobre los riesgos de estigmatizar a los pobres, y de la amenaza que existe en desatar la locura colectiva que produce la indignación y la venganza", planteó Macri en su artículo.
  
El mandatario porteño sostuvo que "el documento" de la Conferencia Episcopal, en el que los prelados se declaran "preocupados por la proliferación del delito, las muertes y la reacción violenta de la gente que pretende hacer justicia por mano propia", señala a "la corrupción como el cáncer social del que surgen todos estos males".
  
"No hay manera de barrer estas notas debajo de la alfombra con enojo o descalificación y tratar de pasar a otro tema. Son palabras muy dolorosas que cada argentino sabe verdaderas. Reconocer lo que pasa es el primer paso que estamos obligados a dar si queremos cambiar las cosas", sostuvo Macri.
  
En una declaración titulada "Felices, los que trabajan por la paz", la Conferencia Episcopal Argentina, el máximo órgano de la Iglesia Católica en el país, aseguró que "la Argentina está enferma de violencia".
  
"Nos estamos acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira, que socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales", planteó el Episcopado, y agregó que "urge en la Argentina recuperar el compromiso con la verdad, en todas sus dimensiones".
  
"Sin ese paso estamos condenados al desencuentro y a una falsa apariencia de diálogo", completó.