Terminó la misa en Ñu Guazú y segundos después, la presidenta Cristina Kirchner subió al escenario para, a un lado del altar, obsequiarle a Francisco un cuadro y sacarse una foto con él. El cuadro contendría recortes de diarios de la época en que Eva Perón estaba enferma, que revelaban que el papa de entonces había orado por ella.

Poco antes, durante su homilía, en Ñu Guazú, ante cientos de miles de personas, el papa Francisco llamó a la hospitalidad y la calificó como una de las palabras clave en la religión cristiana. "Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido por culpa de nosotros", dijo Bergoglio, quien exhortó a pasar de la lógica de "la división", "la superioridad", "el dominio", "de aplastar" y "de manipular" a la lógica de la hospitalidad y de la fraternidad.

"Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra es tan rica. Hospitalidad con el pecador, porque todos nosotros también lo somos -instó el Sumo Pontífice.

Antes de la misa en el campo grande próximo al aeropuerto, el papa ofició una celebreación en la pequeña parroquia de la villa Bañado Norte, uno de los barrios más marginales de Asunción