El próximo sábado 1 de noviembre miles de personas morirán en el mundo, pero conocemos el nombre de una de ellas. Se llama Brittany Maynard. Tiene 29 años de edad y ha decidido el día, el lugar y con quien va a morir.
 
Esta difícil decisión ha sido tomada por ella misma tras conocer, a principios de este año, concretamente el día 1 de enero, que tiene un cáncer incurable en el cerebro. Su único proyecto es llegar en buen estado a celebrar el cumpleaños de su marido, que es uno de estos días. Después, en su dormitorio, y rodeada de su familia, se quitará la vida bajo supervisión médica.

Se podría decir que quiere morir porque ama la vida, y la ama tanto que ha decidido poner sus propias reglas. Para ello, ha tenido que trasladarse de Oakland en California a Portland, en el estado vecino de Oregón, donde existe una ley de muerte digna.
Brittany Maynard se casó el año pasado y planeaba tener hijos pronto pero unos extraños dolores de cabeza que le estaban haciendo la vida imposible la llevaron a ser diagnosticada con un tumor llamado gliobastoma multiforme, la forma más agresiva de cáncer en el cerebro. En Estados Unidos hay una organización llamada Compassion&Choice que patrocina el derecho a la muerte digna. Cuando entras en esta organización te envían un formulario que puedes rellenar apoyando a Brittany. "La Voz de la Noche" ya le ha enviado un comentario de apoyo y compañía.

Decía Brittany: “No inicié esta campaña porque quisiera publicidad; de hecho, para mi es difícil de procesar. Lo hice porque quiero un mundo donde todos tengan acceso a una muerte digna, como yo. Mi viaje es más fácil gracias a esta decisión”.
En un audio que hoy durante el programa vamos a oír se escucha como ella cuenta que lleva en su bolso dos frascos con pastillas. Estos son los medicamentos que ella misma tomará y que bajo sus propias palabras dice que siempre los tiene cerca por si los necesita.

Cuando ella conoció la noticia de su enfermedad los médicos le dijeron que tenía probabilidades de vivir entre 6 y 12 años. Le pareció terrible, se operó y tras la operación los médicos le dijeron que el tumor había pasado de grado 2 a grado 6, el peor tumor que hay, que iba a vivir unos pocos meses y con terribles dolores. Ella ha decidido que no va a hacerle pasar a su familia por ese calvario, ni ella va a vivir esos terribles momentos.

Para poder suicidarse, o morir dignamente, porque es un suicidio asistido,  ha tenido que cambiar de lugar de residencia. El marido ha tenido que pedir una excedencia en el trabajo para poder estar con ella. Sus padres se han tenido que trasladar también para acompañarla en estas últimas semanas de vida y estar con ella el próximo sábado cuando ella misma se quite la vida.
Nosotros esta noche hemos planteado una pregunta que dice exactamente: ¿Ayudarías a un amigo al que le han diagnosticado una enfermedad terminal, dolorosa y vejatoria, a practicarse una EUTANASIA O MUERTE ASISTIDA, si te lo pidiera? Tu deberías tener un papel principal.
 
Quiero daros las estadísticas no a esta pregunta sino a la pregunta: ¿estás de acuerdo con que se legalice el suicidio asistido? Hay un 70% de la población norteamericana que está de acuerdo, por ejemplo. Pero ante la pregunta, ¿ayudarías al paciente a suicidarse?, que es la pregunta que hoy hacemos, las cifras bajan a un 50%. En Oregón el año pasado 122 personas recibieron los medicamentos para acabar con su vida amparados por la ley de suicidio asistido.
 
De esas 122 personas, 71 las utilizaron y el 7% de ellos murieron en su casa. Existen 3 tipos de eutanasia: 

1) El suicidio con medicamento asistido, que es del que os estoy hablando esta noche, que es la modalidad que ha elegido Brittany, y que puede realizarse en los estados de  Oregón, Washington, Montana, Nuevo México y Vermont, Estados Unidos. En Europa este tipo de muerte se permite solamente en Suiza, donde hay incluso hoteles donde la gente paga una habitación y va a morir allí. En España esta práctica, entendida como cooperación necesaria con el suicidio de una manera general, no en enfermos terminales, tiene de una manera genérica un castigo, según el Código Penal, de dos a cinco años de prisión. Aunque en caso de padecimientos permanentes y difíciles de soportar, la condena sería menor.

2) Luego está la eutanasia propiamente dicha que es cuando el médico aplica la medicación letal con el fin de acabar con la vida del enfermo terminal.

3) Por último existe la sedación terminal que es legal en todos los países occidentales. Se basa en que hay que aliviar el dolor al enfermo. Consiste en sedar el dolor y sus síntomas.

Este es el tema que os traigo esta noche, que a mi personalmente me ha sobrecogido muchísimo. Me impresiona la generosidad de esta mujer por su familia, por sus padres y su marido. Creo que una persona tiene el derecho a elegir cuándo y cómo muere no sólo por tener una enfermedad terminal – no es el tema esta noche – y luego por la manera de ver la muerte. En realidad es un regalo de vida lo que ella está haciendo. Es valorar tanto la vida que no te vas a permitir vivir ciertas cosas, ni a los que te rodean ni a ti. Es un ejercicio de amor verdadero.