Continúa en enero el brote inflacionario que arrancó a finales de octubre. En algunos productos, como aceites, carne picada y pollo, los aumentos prosiguieron en la primera quincena, con picos de hasta el 15 por ciento, y se registraron un centenar de artículos faltantes de insumos correspondientes al programa Precios Cuidados en las góndolas. Según el habitual informe de Consumidores Libres sobre la canasta básica alimentaria, en la primera quincena del año la suba promedio fue del 1,62 por ciento, con picos de más del 15 por ciento en carnes. 

En este contexto, el presidente de Confederaciones Rurales, Dardo Chiesa, insistió por Continental en que los precios de la hacienda en el Mercado de Liniers bajaron en las últimas semanas, pero esta merma no se reprodujo en los mostradores de las carnicerías y cadenas de supermercados."Generalmente, cuando hay subas en un mes y después baja el precio de la carne, como pasó en diciembre, la cadena minorista es la que trata de aprovecharlo. Hasta que la tendencia a la baja no se afianza, es muy difícil que se modifiquen los precios en góndola. 

"Lo que llama la atención es que los precios en góndola no sólo no han bajado sino que han aumentado. Se está haciendo una recomposición de valores por aumentos de sueldos, suba de servicios públicos, y están tratando de adecuar su situación", conjeturó Chiesa, para quien "todo esto acompaña reacomodamiento de precios posterior a la salida del cepo y esta nueva libertad de comercio". 

Sobre las amenazas del Gobierno nacional de abrir las importaciones para bajar los precios de la carne bovina en el mostrador, Chiesa admitió que "Se podría importar carne de Uruguay, que tiene 12 millones de cabezas para 4 millones de personas y una política de exportación muy agresiva. Pero la carne nuestra es muy superior, la gente históricamente ha sido reticente (a consumir carne uruguaya) y no sabemos si va a ser más barato", acotó, y profetizó que, "en algún momento, se va a estabilizar el precio".