El actor Macaulay Culkin fue capaz de enternecer hasta el más duro de la platea del cine con sus ojos claros y su pelo rubio, los cachetes rosados y los labios haciendo pucherito de forma natural. Pero el niño que protagonizó la saga de "Mi pobre angelito" durante los noventa se convirtió en un adulto atormentado por los problemas familiares y de adicción a las drogas.

A sus 31 años, el actor logró mantener cierta estabilidad en la ciudad de Nueva York, donde vivió siempre. Alejado de las drogas, Culkin se dedica por estos días a otros hábitos, como fumar o tomar la bebida energizante Red Bull, como lo mostró el sitio inglés The Sun. Aunque hayan pasado décadas, todavía lo reconocen en la calle y se presta para sacarse fotos con sus fanáticos.