Tropas sirias bombardearon otra vez una ciudad y mataron al menos a 15 personas, con lo que trepó al menos a 72 la cifra de víctimas fatales por un operativo de represión de disidentes en una zona del centro del país aislada por el Ejército desde hace seis días.

El ataque a Rastan llegó un día después de que el presidente Bashar Al Assad liberara a 500 prisioneros políticos y formara una comisión para un diálogo nacional en un intento por aplacar una ola de protestas en su contra de ya 10 semanas. En tanto, internacionalmente, gobiernos como el australiano comenzaron a gestionar un juicio contra el mandatario en la Corte Penal Internacional de La Haya por la represión que, según estimaciones de la ONU y de grupos de derechos humanos, produjo más de mil cien muertos, entre ellos treinta niños.

Las manifestaciones empezaron con un reclamo de mayores libertades, pero al ritmo de la represión, escalaron a una exigencia de renuncia de Assad, que está en el poder desde 2000, pero cuya familia controla políticamente el país desde hace 40 años. Imágenes de cadáveres de chicos que según la oposición fueron muertos por fuerzas de seguridad circularon profusamente en Siria y el mundo a través de YouTube, Facebook y páginas web opositoras, algo que causó conmoción y avivó la indignación de los disidentes.