Casi al mismo tiempo, salen a la luz dos libros que expurgan los vericuetos de los Vatileaks y su relación con las resistencias eclesiásticas a las reformas que intenta implementar el papa Francisco. Las finanzas del Vaticano, con supuestos despilfarros y mala gestión de las donaciones para caridad, documentos robados por mayordomos vaticanos y curas presos rondan en las páginas de "Avaricia" y "Vía Crucis". 

Entre las denuncias que parecen en esos libros, figura que la fundación Niño Jesús pagó una millonaria remodelación del departamento del poderoso cardenal Tarcisio Bertone, que las fundaciones a nombre del papa Ratzinger y del papa Wojtyla conservan más de 15 millones en sus cofres y que el Banco Vaticano, cuyo antecesor estuvo involucrado hace más de tres décadas en el lavado de dinero de la mafia, "no ha sido limpiado", según rezan sus autores.

Los dos libros, con documentos reservados, aportados por el cura español Lucio Ángel Vallejo Balda y la laica italiana Francesca Chaouqui, acusados y detenidos por el Vaticano el pasado fin de semana por robo de textos confidenciales, denuncian los grandes males de la Curia romana, sintetizó por Continental Elisabetta Piqué, corresponsal de La Nación en Roma.

En La Mirada Despierta, resaltó que el objetivo de los autores y de las fuentes que filtraron datos sobre las sordas luchas intestinas en la Curia romana es "ayudar al Papa", aunque desde la jerarquía vaticana han definido como "traidores" a quienes filtraron documentos.,