El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, centró anoche su discurso del Estado de la Unión en promesas de "ascenso social" y protección de la clase media, y dejó en claro al Congreso que "actuará por su cuenta" si bloquea sus iniciativas, como sucedió el año pasado. La política exterior quedó este año completamente relegada del discurso del mandatario, que fue televisado en directo por las cadenas de noticias estadounidenses y traducido en simultáneo al español por la página web de la Casa Blanca.

Hacia final de su presentación, que comenzó a las 21.15 (23.15 hora en Argentina) y duró poco más de una hora, Obama hizo un rápido repaso de los principales temas internacionales y lanzó dos advertencias a los legisladores. Por un lado, adelantó que vetará cualquier "nueva ley que ponga en peligro estas negociaciones" nucleares con Irán y, por otro, aseguró que "Estados Unidos debe descartar un estado de guerra permanente", una referencia que hizo recordar a la "guerra contra el terrorismo" declarada por su antecesor, George Bush.

En ese sentido, Obama prometió que limitará los ataques con drones (aviones no tripulados), "porque no somos más seguros si la gente en el extranjero cree que matamos a su pueblo sin consecuencias", y que reformará el sistema de vigilancia estadounidense para que el mundo vuelva a confiar en que "la privacidad de las personas no es violada". Además, pidió, otra vez, que el Congreso permita cerrar la tristemente famosa cárcel de Guantánamo, símbolo de las violaciones a los derechos humanos cometidas por Washington en nombre de la "guerra contra el terrorismo".

En el plano interno, pese al mal año político que transitó Obama en 2013, el mandatario dio un discurso lleno de optimismo, en el que advirtió que este "puede ser un año decisivo" para que el país comience a revertir la creciente inequidad social. Pidió bajar los impuestos a las empresas que creen puestos de trabajo en el país, mejorar las posibilidades de educación, aumentar el salario mínimo, cambiar el "sistema migratorio roto" y restablecer el seguro de desempleo a 1,6 millones de ciudadanos.

Algunas medidas "requieren la acción del Congreso y estoy ansioso por trabajar con todos ustedes. Pero Estados Unidos no se queda quieto y tampoco lo haré yo, así que siempre y cuando pueda dar pasos sin necesidad de legislación para expandir las oportunidades para más familias estadounidenses, eso es lo que haré", advirtió.

Una y otra vez, el mandatario prometió que "actuará por su cuenta" y "utilizará toda su autoridad" para hacer avanzar los proyectos políticos que la oposición republicana bloquee en el Congreso. Como prueba de ello, adelantó que en los próximos días aumentará por decreto a 10,10 dólares la hora el salario mínimo de todas aquellas personas que trabajan para empresas contratas por el Estado nacional. "¡Sumense, den un aumento a Estados Unidos!", arengó el mandatario ante una tribuna de legisladores opositores que lo observaban impasibles.