Miles de personas salieron este martes a las calles de Moscú para protestar contra las políticas del Kremlin, en la primera gran manifestación contra el presidente, Vladimir Putin, y tras los operativos intimidatorios realizados ayer por el Gobierno en los domicilios de varios dirigentes opositores.

La fecha coincide con el "Día de Rusia", que conmemora la aprobación, en 1990, de la declaración de soberanía del territorio ruso, que por entonces estaba integrado en la Unión Soviética.

Las autoridades habían autorizado un máximo de 50.000 personas en la manifestación opositora, pero de acuerdo a lo informado por los organizadores esa cifra "se superó" holgadamente. Fuentes de la organización y medios opositores consultados por la agencia de noticias rusa RIA Novosti, cifran entre 25.000 y 100.000 el número de asistentes, mientras que la Policía sólo reconoce 18.000 manifestantes.

"Mientras estemos unidos, nunca seremos derrotados", corearon parte de los asistentes, en su mayoría simpatizantes comunistas, liberaldemócratas y nacionalistas. "No nos asustan", aseguraron en alusión a la decisión del Gobierno de incrementar las multas para quienes participen en concentraciones no autorizadas o que supongan un peligro para el orden público.

Unos 12.000 policías se desplegaron en la capital rusa para evitar incidentes, que se convirtieron en la tónica habitual de este tipo de movilizaciones desde que la oposición denunciase un fraude en las elecciones parlamentarias celebradas en diciembre y ganadas por el partido Rusia Unida.