Cientos de sepulturas del cementerio judío de la localidad de Sarre-Union, en Alsacia, han sido profanadas en los últimos días, solo cinco semanas después de los ataques yihadistas en París, que costaron la vida a 17 personas, entre ellas cuatro jóvenes judíos en un hipermercado. El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, calificó lo ocurrido de “acto odioso”. A lo largo del año pasado, se registraron 851 actos antisemitas frente a los 423 de 2013.

El cementerio judío de Sarre-Union, construido en el siglo XVIII, ya ha sido objeto de varios ataques antisemitas en el pasado. Uno de los más alarmantes se produjo en 2001, cuando cuatro menores de entre 13 y 15 años destruyeron 54 tumbas. Ese año, había un total de 400 tumbas en el lugar. La localidad tiene 3.250 habitantes. Su alcalde es Marc Séné, de la Unión por un Movimiento Popular (UMP).

“La República no tolerará esta nueva herida que mata los valores que comparten todos los franceses”, ha señalado Cazeneuve. “Ninguna violencia, ninguna manifestación de falta de respeto u odio inspirado en cualquier forma de racismo o intolerancia religiosa romperá nuestra indestructible voluntad de vivir juntos”.

En Francia viven hoy 550.000 judíos. Cada año, una media de 4.000 deciden abandonar el país para instalarse en Israel, en la mayoría de los casos porque aducen sentirse inseguros en Francia. En 2014, la cifra llegó a 7.231 y se espera que este año la cifra sea bastante más elevada.

Tras los atentados de enero, las 300 sinagogas existentes en Francia y las escuelas judías están protegidas por militares las 24 horas del día.