Los observadores militares de la OSCE que llevaban una semana retenidos en el este de Ucrania, fueron liberados hoy por los separatistas pro rusos en medio de una escalada de violencia en la región, donde las autoridades de Kiev continúan con su "operación antiterrorista". Los miembros de la misión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que estaban retenidos desde el 25 de abril por separatistas pro rusos que los acusaban de espiar para la OTAN, fueron liberados y entregados en un puesto de control cerca de Slaviansk al secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, informó su portavoz, Daniel Holtgen. 

El enviado especial del Kremlin, Vladimir Lukin, que se encuentra con Jagland acompañando la "misión humanitaria conjunta", precisó que además de los siete observadores -cuatro alemanes, un checo, un danés y un polaco- también fueron liberados los cinco soldados ucranianos que los acompañaban. Días antes, había sido liberado un sueco por motivos de salud. Está previsto que el grupo viaje a Donetsk, a unos 90 kilómetros, del lugar donde Lukin y Jagland comparecerán ante la prensa, informó Holtgen.
 
"Los milicianos no intercambiaron a los hombres por compañeros presos, sino que los liberaron como un gesto", dijo Lukin desde Slaviansk. "Espero que este paso voluntario sea respondido con un gesto igual de noble", expresó en relación al pedido ruso de detener la "operación antiterrorista" en el este del país. 

Sin embargo, el ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov, informó de nuevos combates en Kramatorsk, cerca de Slaviansk y aseguró que no desistirán de las operaciones militares. El ministro no dio detalles sobre el número de víctimas, aunque la televisión rusa informó que tras un tiroteo varias personas fueron trasladadas a un hospital en Kramatorsk. 

El director del "centro antiterrorista de Ucrania", Vassili Krutov, informó que las fuerzas de seguridad tienen controlados "todos los accesos" a Slaviansk. En tanto, los dirigentes locales pro rusos informaron que al menos un activista habría muerto y otros diez sufrieron heridas en el marco de la ofensiva. 

Ayer, en una escalada de violencia, 46 personas murieron, 214 resultaron heridas y 144 fueron detenidas en la ciudad portuaria de Odesa, donde se registraron fuertes enfrentamientos callejeros entre activistas pro rusos y seguidores del gobierno de transición ucraniano que prendieron fuego un edificio con gente adentro. 

Rusia acusó a las autoridades ucranianas y a Occidente de la ola de violencia y calificó de "crimen nazi" el incendio del edificio en el que fueron quemadas vivas 31 personas y otras ocho murieron al arrojarse desde las ventanas. "Estamos profundamente consternados por las noticias que llegan de Odesa, que informan que los matones del Sector de Derecha desplazaron a los manifestantes hacia el edificio sindical y quemaron vivas a 31 personas", dijo el representante de Rusia ante la ONU, Vitali Churkin. 

En tanto, Kiev culpó a la antigua cúpula del país liderada por el derrocado presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, exiliada en Rusia. "Las provocaciones que llevaron a los disturbios fueron financiadas por antiguos funcionarios del gobierno de Yanukovich", aseguró Yekaterina Kossarev, del servicio secreto ucraniano (SBU), aunque no presentó pruebas. 

Los disturbios comenzaron ayer cuando cientos de pro rusos avanzaron contra una concentración de partidarios del nuevo gobierno ucraniano, entre ellos barrabravas del fútbol y miembros enmascarados del grupo ultraderechista Sector de Derechas.