Los trajes de baño pequeños, las zungas y hasta hacer topless en búsqueda de un bronceado perfecto parece que no atraen a los chinos. Al menos así se desprende según el último grito de la moda playera en el balneario de Qingdao: la “carakini”. Los habitantes de esta provincia de Shandong, al noreste de China, no son “amigos” del sol y decidieron imponer esta máscara que los protege de las quemaduras. Algunos hasta las acompañan con una malla completa.

La Fundación para el Cáncer de Piel estimó que la incidencia de ese tipo de cáncer por sobre el total, en China y Japón, es de entre el 2 y el 4%. A pesar de ello, los especialistas aseguran que esta extraña moda se puede justificar desde el punto de vista de la prevención de la enfermedad.

Pero hay otros factores que hacen de las “carakinis” un boom en oriente. Mucha gente en China usa “paraguas” para protegerse del sol, no de la lluvia, ya que las mujeres buscan mantener su piel blanca como la porcelana, en señal de belleza. Además, la tradición comunista del país no eliminó el significado social histórico del bronceado: una piel quemada es asociada con intensas jornadas de trabajo en el campo, mientras que el rostro bien blanco sería el de un oficinista, de status más alto.