Festejos con pancartas arriba, banderas de Libia y disparos al aire fueron el común denominador en las calles de varias ciudades del país africano, una vez confirmada la muerte de Muammar Khadafy a manos de los rebeldes.

Tras cuatro décadas de opresión por parte del dictador, los libios en su mayoría salieron a festejar en las calles la liberación de su pueblo. Es la mayor fiesta de sus vidas. Miles invaden ebrios de alegría las calles y plazas de Trípoli, Bengazy y otras ciudades libias. "Es cierto, sí, está muerto, es de verdad, todos están en la calle, todos lo celebran", grita Mohammed al Ghanai, un miembro del Comando del Ejército Revolucionario en el oeste de Trípoli.

Al teléfono se escuchaba cómo su voz se entrecortaba de la excitación. La noticia de la captura y muerte del dictador Khadafy se extendió como la pólvora por toda Libia. El sangriento final del hombre que durante 42 años mantuvo el poder en el país es para muchos libios también la conclusión de una experiencia traumática.

Puede ser que en Bengasi el dictador ya no tuviera poder sobre ellos desde hace medio año, en Trípoli desde hace dos meses. Pero sus mensajes de audio emitidos desde la clandestinidad por una televisión siria-iraquí y dirigidos a sus últimos seguidores fuertemente armados, mantenían intranquilos a los libios.

"Incluso cuando Trípoli fue liberado, no nos sentíamos tan libres como ahora", afirma Fuad al Mabruk desde Bengasi. "Para nosotros siempre estuvo claro: La vida no puede regresar a la normalidad hasta que Khadafy se haya ido. Ahora llegó el momento".

En Trípoli, las ametralladoras de los rebeldes disparan salvas para celebrar la muerte del dictador. La escena recuerda cuántas armas hay todavía en circulación en Libia. Pero en medio de la alegría vivida, esto no parece molestar a nadie.

"íAlá es grande! íAlá es grande!", gritaban una y otra vez los hombres armados, según se veía en televisión. Otros bailaban y cantaban. En Sirte, la ciudad en la que nació y fue abatido Khadafy, y donde el mismo día cayeron los últimos refugios de los afines al ex dictador, eran quemadas las últimas banderas y los últimos retratos del caído "Líder de la Revolución".

"Después de esto liberaremos Jerusalén y Palestina y toda la nación árabe", exclamaba un miliciano entusiasmado frente al micrófono de la cadena Al Yazira. También en Trípoli se gritaban consignas en apoyo a las personas en Siria, Yemen y los territorios palestinos.

Los libios, ahora liberados, no olvidan que en otros lugares de la región continúan el despotismo y la ocupación..