La eliminación de las policías municipales, que serán reemplazadas por nuevas policías estatales, según anunció el presidente Enrique Peña Nieto, es un proyecto que tardará largo tiempo en plasmarse.

La gente de Iguala, al menos la que está movilizada por este tema, se opuso tenazmente a que estos policías volvieran a prestar servicio en el municipio. “Es cierto que no participaron del ataque a los estudiantes de Ayotzinapa -donde además murieron seis personas, tres de ellas estudiantes-, pero son parte de la misma policía de (el ex alcalde, José Luis) Abarca, que estaba coludido con los Guerreros Unidos. Si no son responsables de este hecho seguro lo son de otros. No los queremos acá”, afirma Mary Gaytán, del Frente Igualteco por la Dignidad y el Respeto a la Vida.

Días atrás, en una reunión en la parroquia de San Gerardo, los representantes del actual presidente del municipio de Iguala, Silvano Mendieta Pérez, aceptaron asignar a los efectivos a otro lugar aún no definido.

Por eso el Frente Igualteco está atento, porque no quiere que la opción sea enviarlos a comunidades cercanas, como Huitzuco, donde actúan las mismas bandas y donde también hay cientos de víctimas, entre ellos Tomás Guevara Hernández, secuestrado el 5 de julio de 2012 y presuntamente asesinado porque no se pagó el rescate.

Otro caso es el de Carlos Escobar Bastién, también de esa localidad, que el 6 de enero de este año fue levantado de la puerta de la casa de su madre, María Luisa Bastién Mecacía, una mujer anciana que también peregrina con sus lamentos por la parroquia de San Gerardo para reclamar justicia.

De rasgos indígenas y lágrimas habituadas a salir, esta mujer afirma que sabe quiénes son las cuatro personas que se llevaron a su hijo y que fue a pedir a la madre de dos de los captores que intercediera.

Cuando vieron que no aparecía su otro hijo, Alfonso, hizo una denuncia en el Ministerio Público de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, y detuvieron a dos de los acusados, “pero no dijeron nada, sólo se burlaban cuando fuimos a ratificar la denuncia”.

Lo que sí ocurrió fue la esperable amenaza contra la anciana y su hijo. “Nos dijeron que no hiciéramos ningún intento porque iban a regresar por nuestras cabezas, porque ellos eran aliados del presidente”, dice la mujer, que tuvo que abandonar su casa por razones de seguridad.

El presidente al que alude la amenaza es Abarca, el ex intentende detenido junto a su esposa, María de los Angeles Pineda Villa, acusados de ser los autores intelectuales del ataque a los normalistas, de la muerte de seis personas y de la posterior desaparición de 43 de ellos, uno de los cuales, Alexander Mora Venancio, fue identificado hace diez días a partir de dos pequeños restos óseos hallados en un basural de Cocula, una localidad cercana a Iguala.