“Si hay algo que podemos hacer, si hay una vida que podamos salvar, tenemos la obligación de intentarlo”, afirmó el mandatario, reiterando una frase que había pronunciado el día de la asunción de su segundo mandato. "Debemos pedirle al Congreso que haga algo y que lo haga pronto", instó.

Obama contó que conversó con referentes de distintas comunidades y aseguró que “todos creen que es necesario tomar medidas para reducir la violencia armada”. En ese sentido, destacó el éxito que tuvo Minneapolis al implementar políticas similares a las que él propone. “El progreso es posible”, agregó.

El mandatario estadounidense eligió esa ciudad para el primer acto sobre el tema fuera de Washington porque una serie de esfuerzos ha ayudado a frenar la violencia en un estado, Minnesota, donde la cultura de caza es fuerte.

“La gran mayoría de los estadounidenses, incluso aquellos que tienen armas, están a favor de que haya mayores controles para la compra de armas. Debemos quitar más armas de las calles y de las manos de las personas que las desean utilizar para hacer el mal”, señaló.

Ante la incertidumbre del destino que tendrán en el Capitolio sus propuestas, Barack Obama buscó, en su visita al Centro de Operaciones Especiales del Departamento de Policía de Minneapolis, reunir el respaldo del público y de la comunidad policial a su proyecto de control de armas.

El mandatario pidió a los ciudadanos presionar al Congreso para que las reformas necesarias en cuanto a la tenencia de armas se voten de forma urgente. “Hubo muchas charlas, muchos debates en Washington, pero aún no se tomaron medidas para detener la violencia armada”, dijo.

“Los cambios nunca son fáciles. La única manera de que logremos detener la violencia armada es que los americanos decidan que es importante hacerlo. Necesitamos que cada uno presione a los congresistas de su estado. Díganles que no podemos esperar a un nuevo Newtown”, afirmó.

“Si hay un paso que podamos dar para que las familias no sientan la pérdida de un padre o de un hijo, tenemos la obligación de darlo. No hay soluciones mágicas, pero podemos hacer la diferencia”, concluyó.

Minnesota es emblemático de los desafíos que Obama encontrará para promover el control de armas. Si bien los dos senadores oficialistas dicen simpatizar con medidas para frenar la violencia armada, la Asociación Nacional del Rifle los apoyó durante su campaña electoral, al igual que lo hizo con los cuatro republicanos que representan al estado en el Congreso.

El 16 de enero, el mandatario propuso controles de antecedentes criminales en toda venta de armas de fuego, incluso las compras privadas, la prohibición de las llamadas "armas de asalto" y el límite de los cargadores a 10 municiones.

Los esfuerzos para controlar las armas de fuego enfrentan un duro debate político contra fuertes grupos en defensa de la tenencia y una larga tradición estadounidense de cazadores y propietarios de armas de fuego. El derecho a portar armas es una garantía constitucional para los estadounidenses.