En la enésima violación al alto el fuego que rige entre las partes, los siete civiles murieron cerca de Mariupol, una ciudad costera 120 kilómetros al sur de Donetsk, bastión de los separatistas, por el impacto de un misil, informó la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

La OSCE, que se desplegó en Ucrania para supervisar el alto el fuego alcanzado el mes pasado, dijo que sus observadores debieron abandonar la población de Sartana, 15 kilómetros al noreste de Mariupol,  por los enfrentamientos entre el Ejército y los separatistas, que no han cesado pese a la tregua.

"Muere gente cada día. No hay paz. En su mayoría se trata de combates con artillería de largo alcance, pero en algunos lugares tienen lugar combates cuerpo a cuerpo", señaló Boris Litvinov, uno de los líderes de la "república popular" que los rebeldes proclamaron en Donetsk.

El gobernador de Lugansk, Guennadi Moskal, en tanto, informó que un total de 112 efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional ucraniana fueron atacados en la zona de Bajmutka por milicias separatistas, que disponen de una veintena de tanques y otros tantos blindados.

"La situación puede considerarse crítica. Aproximarse al lugar de los combates es imposible debido a los continuos bombardeos con armamento pesado desplegado (por los milicianos) en una zona boscosa", señaló Moskal.

Tras varios días de relativa calma, los combates recrudecieron en Lugansk y Donetsk coincidiendo con el nombramiento de un nuevo ministro de Defensa, el antiguo jefe de la Guardia Nacional, Stepan Poltorak.

Esta escalada nubla además las perspectivas de la reunión de mañana en Milán entre Poroshenko y Putin, que será su tercer encuentro desde el estallido del conflicto y que se espera al margen de la reunión entre países de Asia y de la UE (ASEM) que se desarrollará mañana y el viernes en esa ciudad italiana.

"Conduciremos negociaciones extremadamente importantes con los líderes rusos sobre asuntos como la instauración de la paz, garantizar el proceso de paz, la puesta en marcha de un proceso político y la distensión en el este de Ucrania", dijo Poroshenko, cuyo gobierno acusa a Moscú de apoyar militarmente a los rebeldes.

El líder ucraniano, que fue invitado para celebrar "reuniones bilaterales" y no tomará parte en las sesiones de trabajo del ASEM por no pertenecer Ucrania a ese foro, subrayó que no sólo Ucrania, sino toda la comunidad internacional, depositan gran expectativa en que la cumbre eurasiática impulse el arreglo del conflicto en el este de Ucrania.

Poroshenko admitió que no espera "negociaciones fáciles", pero se mostró optimista sobre la implementación del acuerdo de tregua firmado en Minsk, capital de Bielorrusia, que estipula, entre otras cosas, la retirada del armamento pesado de una zona de seguridad de 30 kilómetros entre ambos bandos.

El Kremlin informó hoy que ambos mandatarios acordaron anoche en una conversación telefónica abordar las medidas para el arreglo pacífico del conflicto.

Putin ordenó el inicio de la retirada de las tropas rusas desplegadas en la frontera con Ucrania, aún cuando los ejercicios militares no concluían hasta el 30 de noviembre.

La Unión Europea celebró esta decisión de Rusia, pero en Bruselas insisten en la importancia de que Moscú retire también "sus fuerzas, equipos y armas del mismo territorio ucraniano", así como en que se respete el alto el fuego en el este de Ucrania, según recordó ayer la portavoz comunitaria de Exteriores, Maja Kocijancic.

Este repliegue ruso fue  corroborado por el Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa de Ucrania y por el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, quien, no obstante, llamó ayer a garantizar el control sobre la frontera ruso-ucraniana.
Ucrania se encuentra en medio de la campaña para las elecciones parlamentarias del 26 de octubre que los separatistas quieren boicotear en las zonas bajo su control, donde han convocado sus propios comicios para el 2 de noviembre.