El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, oficializó el acuerdo con las FARC para buscar una salida al conflicto armado interno, proceso que, consideró, debe ser "serio, digno y realista" para que permita "terminar con la oscura noche de medio siglo" que atraviesa el país.


El mandatario precisó que las negociaciones comenzarán en la primera quincena de octubre en Oslo, Noruega, y que luego continuarán en La Habana, Cuba, países que serán garantes de las negociaciones.


Santos instó a mirar la posibilidad de un acuerdo "con optimismo y cautela", subrayó que "no hay dudas de que es el momento de pasar la página" y llamó al pueblo colombiano a "no dejarse amedrentar por los saboteadores que suelen aparecer" en momentos claves.


"Hay momentos en la historia en la que los gobernantes deben decidir si se animan a un camino nuevo. Este es uno de esos momentos. Y la historia será severa si no nos animamos. Si se fracasa, la responsabilidad caerá sobre mis hombros y los de nadie más, pero habremos hecho lo correcto", afirmó el mandatario.


En una alocución de 18 minutos, en el Palacio de Nariño y rodeado de sus ministros y jefes militares, Santos dejó en claro que el entendimiento firmado la semana pasada en La Habana es "una hoja de ruta para llegar a un acuerdo final que termine con la violencia entre hijos de una misma nación".


Destacó que se llegó a esta instancia por "canales abiertos por el gobierno anterior" -que encabezó Alvaro Uribe, ahora fuerte opositor- y expresó que "el camino será difícil, muy difícil, pero hay que recorrerlo".


Santos resaltó que hay dos razones por las que esta posibilidad de fin de la violencia es más concreta ahora: "por un lado, Colombia cambió, como cambió el mundo, y por el otro, este acuerdo es distinto".


"La violencia es cosa del pasado. El continente quiere paz y nos respalda", manifestó el mandatario, que agradeció a militares y policías por el rol en la búsqueda de seguridad.


Sobre el acuerdo, insistió en que no contempla despejes de zonas ni ceses de operaciones y fue más allá al advertir que "no habrá ninguna concesión en el terreno militar, y las operaciones continuarán con la misma o más intensidad.


Además, llamó a terminar con las relaciones "entre la política y las armas", evaluó que "nadie puede imaginar el fin del conflicto sin atender a las víctimas" y se comprometió a trabajar "por el esclarecimiento de la verdad, para saber qué pasó y quiénes fueron los responsables".


Finalmente, Santos agradeció a los gobiernos de Cuba y Noruega, al de Venezuela "por su permanente disposición a la ayuda", y al Chile, y dio por hecho que si se alcanza el fin del conflicto "Colombia abrirá sus potencialidades y nadie la parará