El gobierno alemán instó a los ciudadanos a repudiar el racismo, la incitación al odio y los actos xenófobos y consideró "alarmante" el creciente poder de convocatoria de un movimiento anti inmigrantes que ayer festejó su primer aniversario, en plena crisis de refugiados, con una gran marcha de protesta. El ministro de Justicia, Heiko Maas, prometió perseguir cualquier comportamiento racista o de incitación al odio, pero afirmó que, en el actual clima en el país, cada ciudadano debe asumir su responsabilidad y no callar ante comentarios o actos xenófobos en su entorno.

Maas pidió la implicación de todos los alemanes después de que ayer miles de personas se sumaran en Dresde, en el este del país, a la concentración del movimiento de corte xenófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida). Tras elogiar a los miles de ciudadanos que participaron en las contramanifestaciones, consideró "alarmante" la concentración de Pegida y sus mensajes, ya que preparan el terreno y "tras las palabras llegan a menudo los hechos. Es el momento de manifestarnos en contra, de decir que no lo aceptamos", insistió Maas para pedir que no se tolere ningún comentarios xenófobo en ningún ámbito de la sociedad.

La mayoría de los refugiados que han llegado a Europa este año escapando de guerras y represión tiene como destino preferido a Alemania, la primera economía de la Unión Europea (UE), que estima que en 2015 recibirá cerca de un millón de solicitantes de asilo. Entre los alemanes, la política considerada ahora "de puertas abiertas" a los refugiados de la canciller Angela Merkel ha generado tanto elogios y apoyo como rechazo y hasta violenta resistencia.

El fin de semana pasado, una política alemana pro refugiados y candidata a alcalde de Colonia -hoy funcionaria electa tras ganar los comicios-, Henriette Reker, fue acuchillada en un presunto ataque racista. La dirigente era la responsable de la recepción de refugiados en esa ciudad del oeste de Alemania. Y en las últimas horas se desataron varios incendios en viviendas precarias de madera en barrios habitados por inmigrantes, aunque no pudo establecerse hasta el momento si se trató de ataques de grupos xenófobos.