El brasileño Alejandro Landes, autor del filme “Cocalero” en el que mostró la vida del actual presidente boliviano, Evo Morales, estrena en Buenos Aires “Porfirio”, una ficción con elementos documentales que narra la historia de un discapacitado que en 2005 tomó un avión con dos granadas para exigir una indemnización estatal.





Esta coproducción entre Colombia, España, Uruguay y Argentina llegará este jueves al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), donde se verá los jueves a las 20 y los viernes a las 22, y la semana próxima al Cine Gaumont, Espacio Incaa KM 0.


La película, que compitió hace dos años en la Quincena de Realizadores de Cannes, se basa en un hecho ocurrido en 2005 en la localidad colombiana de Florencia, cuando un hombre en silla de ruedas secuestró un avión para llamar la atención del por entonces presidente Álvaro Uribe sobre un reclamo personal de vieja data.


Porfirio depuso su actitud luego de que las autoridades le ofrecieran un cheque de 100 millones de pesos colombianos para cubrir la indemnización que le debían por haber quedado paralítico a causa de un balazo policial.


Pero días después descubrió que había sido engañado, que el cheque oficial no tenía fondos y que la policía lo esperaba para detenerlo y llevarlo a su casa, donde permanece desde entonces, con prisión domiciliaria.


Landes, que se enteró del hecho por un pequeño artículo en un diario, afirmó que “el de Porfirio fue un grito desesperado por llamar la atención. En un país tan violento como Colombia, la suya es una historia que pasó desapercibida, como otros casos de violencia extraordinaria que habitualmente quedan marginados en las noticias”.

En una entrevista con Télam, el mentor de “Cocalero” -documental que también contó con producción argentina- consideró que “la violencia en Colombia tiene siempre una naturaleza cíclica”.


“Ese país tiene una tradición de gente tomando la justicia por sus propias manos, tanto de izquierda como de derecha, tanto las FARC como los paramilitares. En todos los casos, al igual que pasó con Porfirio, se trata de situaciones de causa-efecto de personas que sufren la violencia y actúan violentamente para cobrarse venganza o justicia”, explicó.


La película podría ser considerada una ficción y un documental a la vez, ya que recrea la historia real de un hombre que vive encerrado en su propio cuerpo, pero con una puesta en escena muy estilizada, con encuadres previamente definidos, filmada en Cinemascope y con una posición de cámara baja, con “una frontalidad casi religiosa” a la manera del japonés Yasuhiro Ozu.


Para Landes, su película “es completamente una ficción que usa herramientas del documental para provocar un hiperrealismo tan real que en algunos momentos se vuelve algo mágico".


"Cada encuadre fue dibujado y cada diálogo estaba escrito. Había una profunda preparación, pero justamente para que fluyeran momentos inesperados y espontáneos”, detalló.


Con un guión desarrollado en la Residencia de la Cinéfondation de Cannes en París y en el Screenwriter`s y Director`s Lab del Sundance Institute de Utah, Estados Unidos, “Porfirio” expresa “la idea del cuerpo como una cárcel y se centra en la vida cotidiana de este personaje y en las reflexiones íntimas que lo llevaron a cometer ese acto".

El cineasta pasó cinco meses previos a la filmación junto a Porfirio, uno de sus hijos y una joven a los que contrató para que convivieran con ellos, con la intención de practicar un ejercicio técnico “que les permitiera expresar sus reflejos naturales".


"Quería encontrar la confianza que necesitaba para que se olvidaran de la cámara y actuaran de manera casi automática”, afirmó.


Este realizador autodidacta debutó hace unos años con “Cocalero”, un documental sobre la llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia, que contó con la producción de la argentina Julia Solomonoff.


Muy agradecido por “la escuela” que para él significó el ambiente cinéfilo de Buenos Aires, “en donde uno puede ver cine todo el día en el Malba o la Sala Lugones”, Landes sostuvo que con su película “quería atentar contra la violencia como espectáculo y así poder mostrarla en su parte humana y más estéril”.


“El aire anticlimático del filme tiene que ver con una tensión y una espera que llegan hasta el punto de la exasperación. Quería mostrar la impotencia de Porfirio por no poder moverse y estar restringido a un solo espacio. Quería buscar lo inesperado en esa quietud y mostrar cómo el tiempo se vuelve algo muy importante en la vida de un discapacitado”, señaló.